Una rebelión interna amenaza, otra vez más, el cargo del primer ministro en Australia

Le piden que ponga a prueba su liderazgo en el Partido Liberal, seis meses después de que superara una moción similar que hizo tambalear su cargo en el Ejecutivo

El primer ministro australiano, Tony Abbott, fue requerido para que ponga a prueba su liderazgo en el Partido Liberal, seis meses después de que superara una moción similar que hizo tambalear su cargo en el Ejecutivo.

"Hace poco me reuní con el primer ministro y le manifesté que competiré contra él por el liderazgo", anunció en una rueda de prensa en Camberra el ministro de Comunicaciones, Malcom Turnbull, quien según la prensa local ya ha renunciado al cargo.

Turnbull justificó su decisión al asegurar que "está claro que este Gobierno no ha sido capaz de proveer el liderazgo económico que el país necesita" y que Abbott "no ha sido capaz de proveer la confianza económica que el empresariado necesita".

Antes, seis de ocho miembros del Gabinete consultados por la cadena ABC dijeron que creían que los liberales someterán a votación al liderazgo de Abbott, al margen del resultado de las elecciones especiales del próximo sábado para reelegir el escaño de Canning.

La moción fue propuesta después de que Abbott, que asumió el poder en septiembre de 2013, dijera en rueda de prensa en Adelaida que no piensa "caer en los cotilleos de Camberra".

El primer ministro insistió en que fue elegido "para gobernar eficientemente todos los días durante tres años" hasta los siguientes comicios generales del próximo año.

En febrero Abbott se enfrentó a otra moción de censura planteada por un sector de su partido que superó con 61 votos a favor por 39 en contra, lo que le llevó a decir: "he escuchado, he aprendido".

Entonces, Abbott se jugó el puesto entre críticas constantes a medidas de su gobierno que tuvo que modificar o retirar y después de que concediera el título de caballero de Australia al marido de la reina Isabel II de Inglaterra.

No es la primera vez que una crisis de partido pone en jaque al Gobierno australiano después de que en 2010 el primer ministro laborista, Kevin Rudd, perdiera el cargo y las riendas de su partido en una moción de censura.

El cargo le fue arrebatado por Julia Gillard, a quien Rudd respondió con la misma moneda tres años después, justo antes de perder las elecciones ante Abbott en 2013.

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