Theresa May firma su carta de dimisión, "devorada" por el problema europeo

Once 'tories' han confirmado  hasta ahora que concurrirán a la batalla por el liderazgo conservador, con Boris Johnson como favorito

 La primera ministra británica, Theresa May, emocionada tras anunciar su dimisión el pasado 24 de mayo. EFE
photo_camera La primera ministra británica, Theresa May, emocionada tras anunciar su dimisión el pasado 24 de mayo. NEIL HALL

Tras casi tres años de contienda, el Brexit dio este viernes su estocada definitiva a Theresa May, que presentó oficialmente y con total discreción su renuncia al liderazgo del Partido Conservador y a la jefatura del Gobierno británico. No hizo ningún discurso ni declaración pública el día en el que culminan sus duros años de mandato, un tiempo que empezó y ha terminado irremediablemente marcado por el Brexit.

La veterana política permanecerá en el cargo en funciones hasta que se designe a su sucesor en unas primarias internas que darán comienzo el próximo lunes y que, por el momento, cuentan con once posibles candidatos. La todavía "premier" comunicó su dimisión a través de una carta privada a los presidentes en funciones del llamado Comité 1922, que agrupa a los diputados conservadores sin cartera, Charles Walker y Cheryl Gillan.

Una decisión que adelantó el pasado 24 de mayo en un emocionado discurso a las puertas del número 10 de Downing Street en el que expresó su profundo pesar por no haber podido cumplir con el gran cometido de su legislatura: ejecutar la ruptura con el bloque comunitario. "He hecho todo lo posible para materializar el Brexit. He luchado para hacer que el Reino Unido sirva no solo a unos pocos privilegiados sino a todo el mundo y cumplir con el resultado del referéndum", puntualizó May, antes de que se le saltaran las lágrimas en su comparecencia de hace dos semanas.

Corbyn insiste en la necesidad de celebrar elecciones en el Reino Unido

El plebiscito de 2016 que dio la victoria a la ruptura con la Unión Europea (UE) precipitó la dimisión de David Cameron y fue May, en un proceso equivalente al que comenzará el partido el próximo 10 de junio, la designada para sucederle. El Brexit ha sido el asunto que ha dominado todo el mandato de May, quien perdió la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes en las elecciones generales que convocó en junio de 2017, lo que, posteriormente, entorpeció sus planes para ejecutar el divorcio.

Sin una mayoría parlamentaria, con profundas fracturas dentro de sus propias filas y varias desbandadas ministeriales, May no ha sido capaz de sellar la salida del país del club de los Veintisiete prevista para el 29 de marzo y que, finalmente, tendrá lugar el 31 de octubre con otro primer ministro a la cabeza del país. El candidato que parte como gran favorito es el exministro de Asuntos Exteriores y antiguo alcalde de Londres, Boris Johnson, que es partidario de un Brexit duro y que ya ha avanzado que no contempla otra prórroga.

Boris Johnson centra su campaña en el objetivo de cerrar el Brexit "con o sin acuerdo" 

El controvertido político ha indicado que, si logra hacerse con las llaves del número 10 de Downing Street, el Reino Unido abandonará la UE el 31 de octubre con o sin acuerdo con Bruselas. Una postura alejada de la de Theresa May, que luchó desde el pasado mes de noviembre para que la Cámara de los Comunes aprobara el pacto sellado con los Veintisiete y evitar a toda costa una salida abrupta. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en balde y hasta en tres ocasiones los parlamentarios rechazaron los términos de ese pacto que consideraron dañino para el país.

Por su parte, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, insistió este viernes en que el nuevo dirigente "tory" debe convocar elecciones generales para que sea la "gente" la que decida sobre "el futuro del país". "El siguiente primer ministro no debería ser elegido por un puñado de afiliados 'tories' no representativos", subrayó el político.

Irónicamente, la última jornada de May ha transcurrido de forma sosegada y silenciosa, todo lo contrario a lo que ha sido su tiempo al frente del Ejecutivo británico, marcado por la inestabilidad y el ruido de un escabroso proceso del Brexit, que todavía tendrá que culminar su sucesor. 

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