Tensa calma en Sudáfrica, tras dos semanas de violencia xenófoba

Protestas contra la violencia y Mbeki (EFE)
photo_camera Protestas contra la violencia y Mbeki (EFE)

La ola de violencia xenófoba desatada en Sudáfrica en las últimas dos semanas se ha cobrado la vida de al menos medio centenar de personas. Según los últimos datos difundidos por la BBC citando fuentes de la Cruz Roja, otras 35.000 han buscado refugio huyendo de los ataques.

Tras dos semanas de disturbios parece que los fuegos de la violencia se apagan, aunque dejan un panorama desolador. El ministro sudafricano de Seguridad, Charles Nqakula, ha asegurado este lunes que la situación está "bajo control. La violencia se aplacó". Pese a todo, el regreso a la calma "no significa que no pueda haber brotes espontáneos de violencia o criminalidad", señaló por su parte el ministro de Información, Ronnie Kasrils.

"Hay 56 personas muertas, en muchos casos como resultado de actos criminales oportunistas", dijo Nqakula. El Gobierno cifra en 30.000 los desplazados, cifra que la Cruz Roja elevó a 35.000. La mayoría son ciudadanos mozambiqueños que han regresado a su país escapando de las agresiones racistas. El gobierno de Maputo cree que unas 20.000 personas han cruzado sus fronteras desde el país vecino en las últimas dos semanas.

Entre ellos se encuentran también zimbabuenses, que llegaron a Sudáfrica huyendo de la grave crisis económica que se vive en su país y ahora se ven forzados a buscar refugio en Mozambique, una de las naciones menos desarrolladas del planeta. Sudáfrica en cambio es la primera economía del continente, y se cree que en el país trabajan cerca de 50.000 mineros mozambiqueños, un empleo que suelen rechazar los trabajadores locales.

Dos semanas de violencia
Los ataques contra residentes extranjeros comenzaron el pasado día 11 en varias barriadas pobres de Gauteng (donde están las ciudades de Johannesburgo y Pretoria) y se extendieron luego a otras provincias sudafricanas. Han tenido como blanco principal a mozambiqueños y zimbabuenses, aunque hubo también víctimas sudafricanas.

El Gobierno de Sudáfrica tuvo que pedir la intervención del Ejército para ayudar a la Policía a controlar la violencia. El ministro de los Servicios Penitenciarios, Ngconde Balfour, aseguró que 1.340 personas fueron detenidas desde el comienzo de la violencia, pese al problema de excesiva población carcelaria que tiene Sudáfrica.

Mbeki, en la cuerda floja
El presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, calificó de "vergonzosa" la ola de violencia que está asolando el país. "Las vergonzosas acciones de unos pocos han manchado el nombre de Sudáfrica", afirmó Mbeki en un mensaje difundido el domingo por radio y televisión. "Nunca desde el nacimiento de nuestra democracia hemos sigo testigos de estas crueldades", agregó.

Sin embargo, el mensaje de condena de Mbeki -que llegó al poder en 1999 sucediendo en el cargo a Nelson Mandela- parece haber llegado tarde. El gobernante sudafricano ha sido criticado en los medios de comunicación locales por la lentitud para adoptar decisiones frente a la ola de violencia y por ausentarse del país en fechas claves de esta crisis.

En una petición inusual en la prensa sudafricana, el dominical más influyente del país, el Sunday Times, pidió el pasado domingo la renuncia de Mbeki por su papel en esta crisis y, en caso de que no lo haga, que sea destituido en el cargo por el Parlamento.

El editorial, en portada y con el título "Señor presidente, por favor, renuncie ahora", dice que durante la crisis, "posiblemente el momento más grave, oscuro y repulsivo" en la historia reciente de Sudáfrica, "Mbeki ha demostrado que ya no tiene en corazón necesario para dirigir el país. Ha demostrado ser no sólo ser insolidario, sino completamente incompetente".

Boicot contra la ingratitud
Mientras en Sudáfrica se habla de vergüenza, en Mozambique la palabra más escuchada es 'ingratitud'. "Ingratos", llegó a titular en portada el semanario mozambiqueño 'Savana'. Aludía a la emigración que ha levantado parte de la economía sudafricana. Pero también al hecho de que durante la lucha contra el 'Apartheid' el actual partido gobernante de Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano (ANC, en inglés), contaba con bases de apoyo en Mozambique que provocaron ataques sobre el país.

En Maputo circulan mensajes de teléfono móvil que instan a los mozambiqueños a boicotear los negocios en el lado sudafricano de la frontera. "Si nosotros no servimos... nuestro dinero tampoco sirve", señalan.

Los ataques han generado además temores de que se produzcan actos de represalia contra sudafricanos en Mozambique. El miedo se ha extendido a residentes de otras nacionalidades, que temen ser confundidos con sudafricanos.

En Maputo hay numerosos negocios de indios, paquistaníes, nigerianos y somalíes, que han expresado temor de que sus tiendas puedan ser atacadas en un momento de frustración por quienes han tenido que regresar desde Sudáfrica, muchos de ellos tras perder sus casas, vehículos y otras propiedades.

Comentarios