El temor a un gobierno euroescéptico en Italia planeó este viernes sobre la gran conferencia sobre el proyecto comunitario celebrada en Florencia, donde el primer ministro en funciones, Paolo Gentiloni, admitió que son tiempos de "incertidumbre".
El debate El Estado de la Unión, que organiza cada año el Instituto Universitario Europeo (IUE) con sede en Florencia, estuvo marcado por las negociaciones de un nuevo gobierno en Italia, que, de prosperar, estaría liderado por la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, abiertamente críticos con la UE y la inmigración.
En el espectacular Salón Cinquecento del Palazzo Vecchio, Gentiloni cerró el debate con un mensaje a su sucesor —cuya elección es uno de los puntos que bloquean la negociación— para que continúe por la senda de Europa sin "descarrilar".
El político alertó de que en la última campaña electoral italiana escuchó "diversas proclamaciones peligrosas", y consideró que "es importante recordar" el riesgo económico que correría su país si eligiera "navegar fuera de pista".
La Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas se han mostrado abiertamente críticos con Europa y la inmigración
En plenas negociaciones del Brexit, Gentiloni reivindicó el papel de Italia como uno de los países fundadores del proyecto comunitario, un aspecto en el que coincidió con el presidente del Parlamento Europeo (PE), Antonio Tajani, encargado de inaugurar el debate.
"En este momento, esto debe reivindicarse en voz alta: salir de Europa no tiene sentido, no tiene sentido salir de la moneda única, sería una elección autodestructiva", afirmó el que fue candidato a primer ministro del líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, en los últimos comicios.
Un discurso ligado también al papel que ha jugado el país en la gestión de la crisis de refugiados, al asumir "casi completamente" la carga de la acogida de migrantes, defendió Gentiloni, quien reprochó la falta de solidaridad de los Estados que no han contribuido en esta tarea.
En dos años, los países habían reubicado a 27.695 solicitantes de asilo, principalmente en Grecia e Italia, de los 98.000 que se habían comprometido a redistribuir, siguiendo un esquema de cuotas de reparto por países que nunca ha contado con el favor de los países del Este, como Polonia, Hungría y la República Checa.
El propio presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, afirmó que "la crisis migratoria no ha quedado atrás" y admitió que ésta ha revelado "grietas de solidaridad" en el seno de la UE, por lo que apeló al compromiso de los países, que tienen previsto abordar el sistema de asilo europeo y su reforma en los próximos meses.
El primer ministro italiano saliente aprovechó para advertir de que "esta operación" de acogida "debe proseguir", mientras la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas coincidían en impulsar "la lucha contra el negocio de la inmigración" en su programa conjunto.
"Es un mensaje en una botella", dijo Gentiloni sin pronunciarse directamente sobre la formación de este hipotético Ejecutivo.
