Un preso es trasladado a un centro médico y vuelve a la cárcel con una granada en el recto

Interior de la cárcel El Pozo, en Honduras. YOUTUBE

El personal de la prisión tuvo que extraerle el explosivo en cuanto fue detectado

El deficiente sistema penitenciario que siempre ha tenido Honduras ha registrado el miércoles un caso insólito y altamente peligroso, el de un reo que, al parecer por razones de salud fue llevado a un centro médico, pero regresó con una granada de fragmentación introducida en su cuerpo.

La escueta y confusa versión difundida el miércoles por algunos medios locales de prensa, por falta de una clara información oficial, destacaba más el hecho de que al reo, Edgar Misael Martínez, le habían hallado una granada introducida por el ano.

Una fuente oficial dijo este jueves a Efe que Martínez tuvo que salir por razones de salud de la cárcel de máxima seguridad, conocida como El Pozo, situada en Ilama, departamento occidental de Santa Bárbara, a un centro médico, no identificado, que se presume es de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de Honduras.

Martínez, añadió la misma fuente, salió de la prisión sin ningún objeto extraño en su cuerpo, pero regresó con la granada, lo que fue descubierto al pasar por los aparatos de un riguroso control de seguridad, como parte de la revisión que se le hace a todos los reos al salir y entrar a El Pozo.

"Lo bueno" del hecho es que la granada no explosionó y que personal médico del centro penal se encargó de extraerla del cuerpo de Martínez, "sin necesidad de cirugía", aunque siempre con "mucho riesgo", y que "se ha iniciado una investigación" de al menos un par de personas que será llevada hasta el Ministerio Público, acotó.

La granada que llevaba Martínez, quien es miembro de la Mara-18 (pandilla), fue descubierta a través de una "radiografía de baja radiación" hecha en la prisión, según la información oficial.

Además, el abogado del presunto narcotraficante Nery Orlando López Sanabria asegura que el objetivo de Martínez era su propio cliente.