Obama y McCain entierran el hacha de guerra

John McCain y Barack Obama se reunieron en la Oficina de Transición en Chicago (EFE)
photo_camera John McCain y Barack Obama se reunieron en la Oficina de Transición en Chicago (EFE)

El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, y su ex rival republicano John McCain han decidido enterrar el hacha de guerra. Este lunes, en su primer encuentro tras las elecciones, ambos expresaronsu voluntad de cooperar en asuntos de seguridad, energía y en la solución de la crisis financiera en el país.

''Tuvimos una conversación productiva hoy sobre la necesidad de lanzar una nueva era de reforma para luchar contra el despilfarro y el amargo partidismo en Washington con el fin de restaurar la confianza en el Gobierno'', dijeron Obama y McCain en un comunicado conjunto al final de su encuentro.

Desafíos comunes
Ambos insistieron en la necesidad de que ambos bandos del espectro político aúnen esfuerzos para ''solucionar los desafíos comunes y urgentes de nuestro tiempo''. ''Esperamos trabajar juntos en los días y meses venideros en desafíos críticos como la solución de la crisis financiera, la creación de una economía basada en nuevas formas de energía y la protección de la seguridad de nuestro país'', anunciaron.

Las sonrisas que ambos políticos lucieron en la sesión fotográfica posterior a la reunión contrastan con algunos de los momentos más memorables de su pelea por la Casa Blanca. Basta con recordar el primero de los tres debates entre ambos, en el que el republicano no miró a su contrincante ni una sola vez a los ojos o, peor aún, el tercero, cuando se refirió a Obama con un despectivo ''ese''.

Pero los otrora rivales han demostrado que están dispuestos a enterrar el hacha de guerra en un encuentro que parece demostrar, además, la disposición del próximo presidente a trabajar con amigos y enemigos.

Apoyo en el legislativo
Con ambas cámaras del Congreso dominadas por los demócratas, Obama no necesitará cortejar a los republicanos para la aprobación de asuntos menores.Sin embargo, cuando busque la luz verde del legislativo para la reforma del sistema sanitario o la lucha contra el calentamiento del planeta, necesitará el apoyo de McCain.

A falta de que todavía se aclaren algunas contiendas, los demócratas tienen al menos 55 de los 100 asientos en el Senado, pero no han logrado alcanzar el número mágico de 60 que impediría el filibusterismo, subterfugio parlamentario para prolongar debates e impedir votaciones al que recurre el partido en minoría.

Eso explica el que Obama tienda la mano a senadores como McCain y el independiente Joe Lieberman, ambos defensores de leyes que limiten las emisiones de gases invernadero.

Vuelta a los orígenes
McCain perdió la reputación de político independiente capaz de trabajar con los demócratas que le precedía, tras su giro a la derecha durante la campaña electoral, pero perdida la guerra por la Casa Blanca podría volver a sus orígenes.

''Necesitamos al viejo John McCain en el Senado ahora mismo. No hay ningún otro republicano con el mismo poder de persuasión'' para lograr consenso entre los dos bandos, dijo el senador demócrata por Nueva York Charles Schumer en declaraciones que recoge hoy al diario The Wall Street Journal.

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