Obama bate récords tras realizar más de 1.000 conmutaciones a presos durante su mandato

El presidente de Estados Unidos ha acortado el tiempo en la cárcel de más reclusos que sus once predecesores juntos
Barack Obama
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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, conmutó este martes las penas de 79 presos condenados en su mayoría por delitos menores relacionados con drogas, con lo que ha acortado el tiempo en la cárcel de más de 1.000 reclusos durante su Presidencia, más que sus once predecesores juntos.


Obama ha aprovechado en los últimos meses la autoridad que tiene para otorgar clemencia a reclusos, gracias a una iniciativa que lanzó en 2014 para acelerar la revisión de las peticiones de conmutación de ciertos presos condenados por delitos no violentos y que, de ser sentenciados hoy, habrían recibido condenas mucho menos largas.

"En el corazón de Estados Unidos está la idea de que todos nosotros somos imperfectos. Todos cometemos errores. Tenemos que asumir la responsabilidad y aprender de ellos. Y como sociedad, tenemos que asegurarnos de que quienes asumen esa responsabilidad pueden tener una segunda oportunidad", indicó Obama en un mensaje en su perfil oficial de la red social Facebook.

Sus once predecesores en la Casa Blanca conmutaron de manera conjunta 715 condenas y Obama ha alcanzado en solitario más de 1.000, según su oficina, una cifra récord que todavía puede aumentar en los casi dos meses que le quedan de mandato.

"Solo este año Obama ha conmutado 839 sentencias, que es más de lo que la mayoría de los presidentes ha concedido en todo su mandato", explicó Neil Eggleston, uno de los asesores legales de la Casa Blanca, en una conferencia de prensa telefónica.

El antecesor de Obama, el republicano George W. Bush, conmutó únicamente 11 penas en sus dos mandatos, frente a las 61 de Bill Clinton, las 3 de George Bush, las 60 de Richard Nixon, las 22 de Gerald Ford, las 29 de Jimmy Carter y las 13 de Ronald Reagan.

Obama ha batido así, con creces, el récord que hasta ahora ostentaba Lyndon B. Johnson (1963-1969), quien redujo las penas o perdonó a un total de 226 reclusos durante su Presidencia.

No obstante, el mandatario no ha recurrido tanto como otros presidentes estadounidenses a su capacidad de conceder un indulto, que, al contrario de la conmutación, elimina algunas consecuencias de la condena en la vida posterior del recluso y en algunos estados puede suprimir el historial criminal de la persona en cuestión.

Entre los presos perdonados hoy por Obama hay al menos cinco con nombres hispanos, entre ellos Luis Díaz, sentenciado en 1996 a cadena perpetua en Florida por posesión de drogas y que podrá abandonar la cárcel el próximo marzo, y Osvaldo González, de California, condenado en 2007 a quince años de prisión y que saldrá en marzo.

Aunque Obama ha establecido que muchos de los presos puedan salir de la cárcel en marzo próximo o en noviembre de 2018, a otros les ha dejado aún varios años por cumplir en sus sentencias.

Es el caso de Víctor Robert Nava, de Billings (Montana), condenado en 2002 a cadena perpetua por distribución de drogas, y que, según lo dispuesto por Obama, no dejará la prisión hasta 2024.

En la mayoría de los casos, los reos que han visto sus sentencias acortadas fueron condenados por delitos de posesión o distribución de sustancias, en algunos casos con el agravante de tener un arma de fuego, pero en ningún caso por la comisión de un crimen violento.

Estas sentencias provienen de las políticas de "mano dura" que se aplicaron durante la llamada "guerra contra las drogas", que desde la década de 1980 aumentó la severidad de las penas por producción, posesión o distribución de drogas ilegales.

Obama promueve desde hace tiempo una reforma del sistema de justicia penal con el objetivo de reducir las sentencias a los condenados por delitos no violentos relacionados con las drogas.

Aunque es improbable que esa reforma se produzca bajo el mandato de Obama, la actual Casa Blanca confía en que el presidente electo estadounidense, Donald Trump, que asumirá el poder en enero, retome esa prioridad, que tiene bastante apoyo en el Congreso. 

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