El ejército de Kenia ha impuesto el toque de queda en Nakuru después de que por lo menos 10 personas muriesen en enfrentamientos entre tribus rivales en esta ciudad.
Jóvenes armados con machetes, barras de metal, arcos y flechas, según el testimonio de algunos vecinos, se dedicaron a entrar en las casas, matar y robar a los que allí se encontraban.
Nakuru se convirtió en una ciudad fantasma. Tan sólo las patrullas de las fuerzas de seguridad eran visibles en unas calles desiertas. Los habitantes han huido o permanecen encerrados en sus casas.
Incendio en los arrabales
La situación en la barriada de Kaptendwa, situada en la carretera que une Nakuru y Eldoret reviste especial gravedad. El arrabal estaba ardiendo por los cuatro costados esta tarde.
En la localidad de Molo otras cinco personas murieron, dos por impactos de bala, lo que eleva a casi 800 el número de bajas por la ola de violencia que se ha extendido por el país desde finales de diciembre.
A la decena de muertos de Nakuru se suman más de 100 heridos, incluido un oficial de las fuerzas del orden, según fuentes policiales.
Kofi Annan continúa su mediación
La violencia regresa a pesar del llamamiento a la calma del presidente Mwai Kibaki y el líder de la oposición Raila Odinga, que se reunieron ayer por primera vez para intentar una solución dialogada a la crisis.
El ex secretario de la ONU, Kofi Annan, mediador en el conflicto, ha proseguido hoy su ronda de entrevistas con diferentes personalidades de Kenia del ámbito religioso, politico y económico.
Se espera que Annan mantenga otra reunión con el presidente keniata y permanezca unos días más en el país para intentar concluir con éxito su misión de mediador.
