Musharraf dimite como presidente de Pakistán

Pervez Musharraf (Foto: EFE)
photo_camera Pervez Musharraf (Foto: EFE)

El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, anunció este lunes que su carta de dimisión llegará este mismo día al Parlamento, en un discurso televisado para todo el país.

Sobre su cabeza pesaba una restitución forzosa, puesta ya en marcha por los dos partidos que forman el gobierno, la Liga Musulmana-N, de Nawaz Sharif, y el Partido Popular de Pakistán(PPP), de Asif Ali Zardari, ambos opositores a Musharraf.

"Dejo el destino de esta nación en las manos del pueblo. Que ellos (los paquistaníes) sean los jueces y hagan Justicia", dijo el presidente, tras un largo discurso en el que defendió su actuación tanto en el campo económico como en el político. El proceso de impuganción seguirá igualmente adelante, para intentar probar los cargos contra el presidente cesante.

Bajo una recusación
Las acusaciones que pesan sobre el ex militar son traición y comportamiento anticonstitucional, entre otros. Por toda justificación, Musharraf ha dicho que son mentira, pero considera que no es tiempo de confrontaciones y prefiere dimitir, después de haber consultado a sus asesores.

Se temía que el presidente plantase cara y llevase al país a una oleada de violencia, pero o bien ha querido evitarlo o bien se ha dado cuenta que no tenía apoyos suficientes.

Musharraf subrayó que es su deber sacar a Pakistán de la actual crisis y argumentó que, aunque hubiera superado la impugnación, las relaciones entre el Gobierno y la Presidencia no habrían mejorado, ni se habría superado el conflicto institucional. "El Ejército podría haberse visto implicado y no me gustaría que eso suceda", destacó.

En la cuerda floja desde finales de 2007
Sus rivales políticos llegaron al poder en febrero, tras unas elecciones parlamentarias y  unos meses muy tensos. La cita electoral estaba prevista para noviembre de 2007, pero Musharraf la aplazó y declaró el estado de excepción militar. Por aquel entonces el Tribunal Supremo deliberaba si el presidente de Pakistán podía ser a la vez el jefe del Ejército, tal y como ocurría desde 1999.

Tras unos meses, con su popularidad cayendo en picado y con su principal aliado, EEUU, pidiendo "normalidad democrática", Musharraf dimitió de su cargo como comandante en jefe, pero se mantuvo como presidente y convocó elecciones. Mientras, dos de sus principales opositores en el exilio regresaron a Pakistán, Nawaz Sharif y Benazir Buttho, confiando en que la atención de la comunidad internacional les serviría de escudo.

Pero no fue así para Buttho, asesinada durante la campaña electoral. Su viudo, Asif Ali Zardari, tomó su lugar como candidato del PPP y ganó las elecciones por mayoría simple, forjando después un pacto con la Liga N de Sharif.

De aliado útil a amigo incómodo
Musharraf llegó al poder en 1999, tras desalojar al propio Sharif con un golpe de Estado incruento. Ejercía de gobernante laico opuesto al régimen talibán de Afganistán, lo que le valió el apoyo de los EEUU. Pero en los últimos años, el ejército se mostró incapaz de frenar a las milicias islamistas pro-afganas que operan en el noroeste del país, una zona étnicamente diferenciada que a penas tiene relación con la capital.

Eso minó las influencias de Musharraf, y dejó vía libre a los miembros del Ejecutivo para intentar forzar su recusación, por cosas como haber detenido a decenas de jueces durante el estado de excepción de 2007.

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