El primer debate entre los candidatos a la presidencia de los EEUU, John McCain y Barack Obama es una realidad. El candidato republicano accedió finalmente a participar en el cara a cara con su oponente, pese a que había anunciado que no acudiría si no se aprobaba antes en el Congreso de EE.UU. el paquete de medidas contra la crisis.
Varias cadenas de televisión informaron que el candidato reconsideró su decisión y que, pese a que el Congreso sigue embarcado en la negociación del rescate financiero, aceptó participar en el cara a cara de Mississippi.
En un golpe de efecto, el senador por Arizona había suspendido momentáneamente su campaña, incluyendo el esperado debate, reclamado a su rival, Barack Obama, que hiciese lo mismo. Pero el Senador por Illinois se negó desde el principio a aceptar la suspensión del cara a cara, argumentando que "es este momento cuando los estadounidenses necesitan oír a la persona que, dentro de unos 40 días, será responsable de lidiar con este desastre".
El plan de rescate en el aire
Obama y McCain participaron este viernes en una reunión organizada por el presidente de EE.UU., George W. Bush, a la que también acudieron legisladores de ambos partidos para hablar sobre el multimillonario paquete de rescate financiero propuesto por el Gobierno.
La reunión se produjo tan solo unas horas antes de que un grupo de legisladores republicanos anunciasen que no respaldarían este plan por considerarlo demasiado intervencionista. El estancamiento de las negociaciones dejó en el aire el futuro del debate, aunque los preparativos para su celebración continuaron en Mississippi.
Gran parte de los 3.000 periodistas que se espera cubran el evento están ya acampados en la Universidad de Mississippi, en Oxford, el lugar donde se ven finalmente las caras los dos "presidenciables".
Como tema estrella, por supuesto, la crisis económica. Uno de los platos fuertes de la velada, junto con la política exterior y la seguridad nacional.
