Las elecciones bávaras vaticinan la reelección de Merkel

Las elecciones del "Land" de Baviera, a una semana de las generales alemanas, se saldaron con una victoria por mayoría absoluta para los aliados bávaros de la canciller Angela Merkel y un aviso a su aspiración de reeditar su coalición con los liberales, que se han quedado fuera del parlamento local.

Baviera, el "Land" más conservador y próspero de Alemania, devolvió a la Unión Socialcristiana (CSU) -hermanada con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel- el dominio absoluto perdido en 2008, al alcanzar un 48,8 %, según los resultados parciales (a las 17.00 GMT) de la televisión pública ZDF.

Su socio en esta legislatura, el Partido Liberal (FDP) quedó en un 3,1 % -casi dos puntos por debajo del mínimo para obtener escaños-, un duro revés que el líder de la formación y ministro de Economía de Merkel, Philipp Rösler, se apresuró a afirmar no debía extrapolarse a escala federal.

Las especificidades sociopolíticas de Baviera, donde la CSU domina desde hace 60 años y cuya tasa de desempleo es aproximadamente la mitad que la del resto del país, sustentan, en parte, el argumento de los derrotados, dispuestos a no darse por vencidos.

Pero los resultados dan alas a la oposición en el esprint hasta los comicios del 22 de septiembre, y refuerza la tesis de que la carrera por la Cancillería no está sentenciada, por mucho que Merkel mantenga su ventaja frente al socialdemócrata Peer Steinbrück.

El Partido Socialdemócrata (SPD) quedó en un 20,6 %, muy por debajo de la CSU y ello a pesar de estar liderado por Christian Ude, el popular alcalde de Múnich desde hace unos veinte años.

Ello supone un aumento respecto al 18,6 % de 2008 en un "Land" que no conoce la alternancia en el poder, lo que fue festejado en la central del SPD de Berlín como si de un gran éxito se tratara.

"La carrera no está cerrada. Al contrario, ahora empieza de verdad", dijo Steinbrück, ante sus seguidores desde la Willy Brandt Haus berlinesa, mientras Los Verdes -con un 8,5 % en Baviera-, celebraban sin disimulos el hundimiento liberal.

En los gestos había el toque de escenificación, propia de una noche electoral, amplificado por la proximidad de las generales.

La arrolladora victoria de la CSU en Baviera tiene su riesgo para Merkel, que repetidamente ha rechazado las propuestas populistas del líder de la formación y primer ministro bávaro, Horst Seehofer, como la de implantar un peaje en las autopistas solo para extranjeros.

Algunos analistas consideran, sin embargo, que el mazazo al FDP puede incluso impulsar el voto a esa formación, presente en 17 de los 22 gobiernos federales que ha tenido el país, a modo de movilización de su electorado, algo adormecido o incluso de votos "prestados" desde la CDU para evitar su hundimiento.

Merkel aspira a ser reelegida para su tercer mandato al frente de su coalición con los liberales, aunque tampoco ha descartado de plano otras posibilidades, la más plausible de las cuales es una gran coalición con el SPD como la que lideró en su primera legislatura.

Un sondeo difundido este domingo colocaba a los liberales por debajo del 5 % necesario para obtener escaños también en las generales del próximo domingo.

Por otro lado, las encuestas han mostrado asimismo una reducción paulatina de la distancia que separa a la CDU/CSU de su directo perseguidor, el SPD del aspirante Steinbrück, que se sitúa ahora a unos 12 puntos por debajo del partido de la canciller.

La CDU/CSU sigue perfilándose como primera fuerza, con un 38 a 40 %, frente al 26 o 28 % del SPD, mientras que a los Verdes y La Izquierda se les pronostica un 11 y un 8 %, respectivamente.

Salvo sorpresas, no se pronostican escaños ni para los Piratas ni para los euroescépticos de la Alternativa para Alemania (AfD), por mucho que no se descarta esta última formación de nuevo cuño aún podría dar la sorpresa.

En cualquier caso, los comicios bávaros marcan la entrada en la fase álgida de la campaña de las generales.

La próxima semana, tanto la canciller como el aspirante apretarán el acelerador con hasta tres mítines diarios, incluido el sábado, víspera de las elecciones, puesto que en Alemania no hay día de reflexión.

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