El Gobierno de Israel, al alcance de la oposición

El partido centrista Kadima se ha hecho con una exigua victoria en las elecciones generales que se celebraron este martes en Israel, al obtener 28 de los 120 escaños del Parlamento, uno más que el derechista Likud.

Escrutados más del 99% de los votos, fuentes electorales informaron de la victoria de la formación liderada por Tzipi Livni, a la espera de que se complete el escrutinio en 48 horas con los sufragios correspondientes a los miembros del Ejército y los componentes del Cuerpo Diplomático en el exterior.

No obstante, no se prevé que este 0,5% de los votos influya en un resultado final que era esperado, si bien no se preveía un resultado tan ajustado entre las candidaturas mayoritarias.

Depende de Peres
La diferencia de un sólo diputado entre los partidos Kadima, liderado por Tzipi Livni, y Likud, con Benjamín Netanyahu al frente, complica la formación de Gobierno en Israel de una forma hasta ahora desconocida en el país.

Será el jefe del Estado, Simon Peres, quien deberá decidir si entrega el gobierno al partido más votado o al de mayor apoyo parlamentario. Y es que aunque Kadima obtuvo un escaño más que el Likud, al funcionar Israel bajo un complejo sistema parlamentario de coaliciones es Netanyahu el que a priori disfruta de una mayoría más estable.

Coalición
Aliado con los partidos de su entorno ideológico, el líder del Likud tiene posibilidades de formar una coalición de 65 diputados, mientras que Livni sólo reuniría 55, y ello si se incluye a once diputados árabes que horas después de conocerse los resultados ya le habían retirado su confianza.

Fuera de la opción de unidad nacional con el Likud, para poder gobernar la jefa de Kadima sólo puede aspirar a que el partido de derechas Israel Beitenu, del ultranacionalista Avigdor Lieberman, cruce las líneas ideológicas que le unen a Netanyahu.

Fallo 'imprevisto'
La posibilidad de que Netanyahu acceda al poder deriva de una falta de precisión en la ley electoral israelí, que atribuye al jefe del Estado, la función de adjudicar el mandato de armar gobierno a uno de los candidatos, con la única condición de que sea diputado.

La tradición política hasta ahora dicta, sin excepción, que el encargo lo recibía el líder del partido más votado, pero nunca se había dado una circunstancia en la que los a priori 'perdedores' tuvieran mayoría absoluta para impedir la investidura.

En los próximos días, Peres convocará a los líderes de los grupos parlamentarios para sondear la situación, mientras que los dos aspirantes no han esperado ni un minuto y horas después de conocerse los primeros resultados, ya habían comenzado el tira y afloja para ganar apoyos a su candidatura.

El futuro de Palestina
Gane quien gane al final el Gobierno, parece que las relaciones de Israel y Palestina no mejorarán. Ninguno de los partidos ha mostrado disposición para negociar con Hamás, a no ser que el diálogo se ejecute por medio de terceros como, por ejemplo, Egipto.

Sin embargo, si Livni es la próxima primera ministra continuará la búsqueda de un acuerdo al amparo del proceso negociador iniciado en Annapolis en noviembre de 2007, bajo el patrocinio de Estados Unidos, y del que la líder de Kadima fue promotora. Se hablaría con la Autoridad Nacional Palestina, de Mahmud Abbas, que gobierna Cisjordania.

Respecto a Hamás, que controla Gaza de manera independiente a la ANP, las cosas serán también más fáciles con Livni al frente del Gobierno. Los otros dos partidos prefieren cambiar eventuales concesiones por la mano dura para frenar el lanzamiento de cohetes desde la Franja. Aún así, parece difícil gobernar sin el apoyo de la extremaderecha, y este pacto, por afinidad, será más 'natural' entre el Likud e Israel Beitenu.

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