Grecia continúa en su pugna con la troika para mantenerse a flote. El viernes concluye el plazo para cerrar la tercera revisión del programa de asistencia financiera y entre el país y los socios europeos todavía no hay acuerdo. La eurozona no autorizará nuevos desembolsos de ayuda financiera hasta dentro de tres meses si Atenas no cierra antes la tercera revisión del programa de rescate con la troika.
Para solucionar esta contingencia, a Grecia le quedarían dos grandes retos. Por una banda, cerrar la brecha presupuestaria, por la otra ejecutar los recortes en el sector del empleo público. Esta sería la medida más controvertida a nivel social pues implicará que 12.500 funcionarios pasen a la reserva a lo largo de julio. Sobre la financiación pública, los inspectores de la troika detectaron un agujero de 1.000 millones de euros, debido a las deudas de la caja principal de la seguridad social griega (EOPPY), encargada de gestionar el acceso a la sanidad helena.
El próximo desembolso del rescate asciende a 8.100 millones de euros y existe la posibilidad de entregarlo por tramos y de vincularlos al cumplimiento "intermedio" de exigencias de la troika. Si la revisión no se concluyera hasta el viernes, cabe la posibilidad de que se "fusione" la tercera revisión con la cuarta, que comenzará a finales de septiembre, lo que complicaría mucho la situación, según indican fuentes europeas. Dichas dificultades residen en que los objetivos fijados para entonces requieren "decisiones mucho más difíciles y constituyen retos mayores para Grecia y el Eurogrupo", señalaron, sin entrar en más detalles.
En doce meses termina la financiación de la eurozona para el país heleno, aunque el FMI se quedará algún tiempo, será el momento de evaluar si la política de recorte y austeridad capitaneada por Alemania, el FMI y la troika ha llevado al país adriático a superar la crisis. Por el momento, todo parece indicar lo contrario.
