Finlandia deja atrás su neutralidad y se aleja de Rusia con la entrada en la Otan

El país pone fin a ocho décadas de una imparcialidad militar inicialmente impuesta por Moscú y después voluntaria
El finlandés Pekka Haavisto, da la mano al secretario de Estado de EE.UU, Anthony Blinken, ante el secretario de la Otan, Jens Stoltenberg. EFE
photo_camera El finlandés Pekka Haavisto, da la mano al secretario de Estado de EE.UU, Anthony Blinken, ante el secretario de la Otan, Jens Stoltenberg. EFE

El ingreso de Finlandia en la Otan, consumado este martes en tiempo récord, pone fin a casi ocho décadas de una neutralidad militar —inicialmente impuesta por Moscú y luego voluntaria— que casi con seguridad hubiera continuado de no producirse la invasión rusa de Ucrania. La ofensiva, lanzada por el Kremlin para evitar una posible expansión de la Otan hasta sus fronteras, desató el efecto opuesto, ya que la adhesión de Finlandia, con sus 1.340 kilómetros de frontera, duplica la línea fronteriza entre Rusia y la Alianza. Además, una vez se integre también la vecina Suecia, cuyo ingreso está bloqueado de momento por Turquía y Hungría, toda la región del mar Báltico estará controlada por los aliados, limitando aún más la capacidad de movimiento de la flota rusa estacionada en San Petersburgo y Kaliningrado.

El presidente finlandés, Sauli Niinistö, afirmó que la adhesión supone el fin del no alineamiento militar y "el inicio de una nueva era", aunque recalcó que la pertenencia de Finlandia "no está dirigida contra nadie". "Somos un país nórdico estable y predecible que busca la resolución pacífica de las disputas. Los principios y valores que son importantes para Finlandia seguirán guiando nuestra política exterior también en el futuro", señaló Niinistö.

El ministro finlandés de Exteriores, Pekka Haavisto, entregó en un acto en la Otan el último documento que faltaba para completar el proceso y convirtió así al país en el trigésimo primer aliado.

Relación compleja

 Finlandia perteneció al Imperio ruso entre 1809 y 1917, año en el que declaró su independencia tras caer el régimen zarista. Al poco de estallar la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética lanzó una ofensiva sobre Finlandia —con similitudes con la de Ucrania— que desencadenó dos guerras consecutivas entre la joven nación nórdica y el gigante vecino del este. Finlandia logró mantener su independencia, pero a costa de pagar un alto precio. Moscú se anexionó el 10% del territorio finlandés, incluida la segunda ciudad del país (Viipuri), e impuso a Helsinki el pago de 300 millones de dólares de la época en indemnizaciones de guerra. Además, obligó al país nórdico a repeler ataques militares contra la Unión Soviética a través de su territorio y a mantener una neutralidad internacional que fue estrechamente supervisada desde Moscú.

Este fenómeno, conocido como "finlandización", impidió durante décadas que Finlandia se planteara siquiera integrarse en la Otan y estuvo vigente hasta enero de 1992, un mes después de la disolución del bloque soviético. A partir de entonces, la línea oficial de los sucesivos gobiernos finlandeses consistió en mantener su neutralidad militar, aunque sin cerrar la puerta a un eventual ingreso en la Alianza.

La ausencia de tensiones con Rusia llevó a Helsinki a ratificar en 2011 la Convención de Ottawa y a retirar los miles de minas antipersona que fue sembrando en la franja fronteriza desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la anexión rusa de Crimea en 2014 y, sobre todo, la repentina ofensiva lanzada sobre Ucrania en febrero de 2022 por el presidente ruso, Vladimir Putin, lo cambiaron todo. Finlandia y Suecia, temerosas de un impredecible Putin, optaron por dejar atrás su tradicional neutralidad y pedir su entrada en la Otan.

Rusia reacciona: "No nos provoquen, tomaremos medidas"

Rusia advirtió de que el ingreso de Finlandia como miembro de pleno derecho de la Otan no fortalecerá la seguridad del bloque aliado, al tiempo que aseguró que se equivocan "profundamente" los que piensan que Moscú no reaccionará a dicha adhesión. "Todo será calibrado en consonancia con la coyuntura cambiante, su seguridad no se reforzará, la seguridad de la Alianza Atlántica en general no se fortalecerá", aseguró el viceministro de Exteriores Serguéi Riabkov. De hecho, adelantó que su seguridad —también aludió a Suecia, que aún no ha ingresado— "se debilitará" tras el ingreso, ya que Moscú se verá obligada a tomar medidas, que anunciará "en su momento".

"Cualquier amenaza será rechazada", subrayó e indicó que Rusia tiene "los recursos militares" y "la voluntad política" de defender su soberanía y rechazar cualquier amenaza contra su integridad territorial. Recordó que la doctrina de "disuasión nuclear" aún está vigente y aludió al reciente anuncio de un acuerdo para el despliegue en Bielorrusia de armas nucleares tácticas rusas. "Nuestros adversarios deben aceptar lo que ocurre a su alrededor. No apuesten por una escalada, no nos provoquen, ya que la cosa puede acabar con tales giros...", dijo.

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