Enfrentamientos en Alemania por un tren con basura radiactiva

Un policía reduce a un manifestante (Fotos: Efe)
photo_camera Un policía reduce a un manifestante (Fotos: Efe)

La inminente llegada al depósito atómico de Gorleben (norte de Alemania) del convoy cargado de basura altamente radiactiva desató este domingo los bloqueos de las vías y los enfrentamientos violentos entre policías y activistas antinucleares.

Los choques han dejado un número indeterminado de agentes y manifestantes heridos en las localidades de Dannenberg y Harligen, próximas a Gorleben, y al menos un vehículo policial calcinado, según varios medios locales.

Por la noche, las autoridades alemanas acordaron detener el convoy cargado de residuos radiactivos a menos de 50 kilómetros de su destino final, el depósito de Gorleben (norte del país), por las continuas acciones de los activistas antinucleares. La decisión se tomó ya por la noche, tras comprobar que en las actuales condiciones, sin luz, con las fuerzas de seguridad exhaustas y centenares de activistas junto a las vías, resultaba impracticable continuar la marcha, explicaron los sindicatos policiales.

Oficialmente, la Policía ha señalado que se trata tan sólo de "una parada técnica".

Los efectivos policiales emplearon cañones de agua, porras y gases lacrimógenos para contener a los activistas, que lanzaron a su vez piedras, bengalas y cócteles molotov.

Los antinucleares buscan a toda costa retrasar el transporte de los residuos, encadenándose a las vías, descolgándose de puentes o desenterrando los raíles, con el objetivo de denunciar los riesgos de la energía nuclear.

Los organizadores estimaron que este fin de semana han congregado en Dannenberg, la localidad más próxima a Gorleben, a unos 50.000 manifestantes, entre los que destacaron cantantes, actores y líderes políticos de la oposición alemana.

Esta concentración, mayoritariamente de carácter pacífico, se ha convertido en la mayor protesta antinuclear de las últimas tres décadas.

Por su parte, las fuerzas de seguridad han movilizado a al menos 16.500 efectivos para escoltar el tren, lo que supone su mayor despliegue para asegurar el transporte de basura radiactiva desde 2001.

Mientras tanto, el polémico convoy, con 123 toneladas de residuos altamente radiactivos vitrificados en once contenedores especiales "Castor", prosigue su tortuosa ruta, plagada de bloqueos y manifestaciones.

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