El culturista que da voz a la comunidad transexual en Vietnam

La popularidad de Kendy Nguyen ayuda a la visibilidad de un colectivo muy discriminado en el país asiático

Con sus éxitos en los campeonatos nacionales femeninos de culturismo y su creciente popularidad en los medios, el vietnamita transexual Kendy Nguyen da voz a un colectivo muy discriminado en el país asiático.

Su carné de identidad dice que se llama Nguyen Thi Trang, que nació en 1989 (27 años) y que es mujer, pero desde la infancia se ha comportado como un chico y resulta imposible reconocer en su musculoso cuerpo algún rasgo femenino. "Soy el primer transexual que habla abiertamente de ello en la prensa y creo que con mi ejemplo puedo ayudar a otros a comportarse con naturalidad. Ha habido otros casos después de mí y algunos me contactan para pedirme consejo", dice a Efe.

A pesar de los avances legislativos de los últimos años, con la legalización del cambio de sexo a partir del próximo enero, la sociedad vietnamita sigue siendo muy conservadora y los transexuales aún sufren más discriminaciones que otros colectivos. Una informe de 2015 del Instituto de Estudios Sociales Medioambientales y Económicos de Vietnam (ISEE) revela que "los transexuales sufren peores experiencias que los homosexuales o bisexuales".

El informe indica que muchos de los más de 200.000 transexuales del país evitan incluso acudir al médico cuando están enfermos por miedo a insultos o discriminaciones cuando son examinados y por el mismo motivo son reacios a buscar apoyo psicológico. Además, algunos son forzados a seguir un tratamiento psiquiátrico y muchos tienen problemas para conseguir empleos de calidad.

El caso de Kendy ha sido menos traumático porque desde que era niño dejó claras sus preferencias y a ninguno de sus allegados le sorprendió demasiado cuando en la adolescencia les confesó que se identificaba con el sexo masculino y quería vivir como un hombre. "Siempre recuerdo haberme percibido a mí mismo como un chico y llevaba ropa de niño, a mis padres no les molestaba. Una vez me obligaron a llevar un vestido pero lloré tanto que fue la última vez que lo hicieron", relata.

En el colegio se recuerda jugando siempre con niños, pero nadie le daba mucha importancia. "Me trataban como a una niña, pero mi carácter era masculino. Fue en la adolescencia, cuando sufrí más insultos y comentarios a mis espaldas. Pero nunca me ha importado y he vivido libremente", asegura.

Dentro de su familia encontró el apoyo incondicional de su hermano menor y la rápida aceptación de su padre, pero fue su madre la que tuvo más problemas para asimilarlo. "Viendo otros casos en internet vieron que no era algo tan raro. Mi madre ya lo tiene asumido, aunque todavía me hace bromas diciendo que debería buscarme un esposo y tener hijos", comenta.

Su aspecto masculino se ha visto reforzado en los últimos tiempos por su dedicación al culturismo desde 2012 y por el tratamiento hormonal que comenzó a seguir hace un año. Sin embargo, en los campeonatos de culturismo se ve obligado a llevar un bikini para cubrirle el pecho, ya que participa en la categoría femenina. "No es un problema para mí competir en categoría femenina ni seguir las normas con la indumentaria, simplemente me centro en hacerlo lo mejor posible", dice.

En el gimnasio de Ho Chi Minh (antigua Saigón) en el que entrena a diario y en el que se gana la vida como entrenador personal (el culturismo profesional no le aporta suficientes ingresos) charla y bromea con sus colegas como uno más. "En el gimnasio todos me conocen, son mis amigos. Y cuando voy por la calle nadie puede hablar mal de mí porque aparento ser un hombre normal", dice.

Tiene novia y asegura que su condición de transexual no le impide mantener una relación satisfactoria. "He tenido varias novias y se lo cuento después de vernos dos o tres veces. No les molesta. Creo que soy atractivo para las mujeres", dice.

Pese a llevar una vida normal, mantiene los órganos sexuales femeninos y no está convencido de querer someterse a una operación de reasignación de sexo, que será legal en Vietnam a partir de enero. "Sé que en Tailandia es fácil hacerlo y aquí va a ser posible, pero me da un poco de miedo pasar por el quirófano. Además, aunque mi familia me acepta como soy, creo que les costaría entender que me opere. A veces creo que sería bueno para mí, pero de momento no voy a hacerlo", concluye.

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