Ecuador recupera la normalidad tras la sublevación policial

Ecuador recuperó la normalidad después de una jornada de caos en que la sombra de un golpe de Estado recorrió el país andino. El presidente de la República, Rafael Correa, ya en el palacio de Carondelet tras 11 horas asediado en una habitación de un hospital, ha prometido una purga de la Policía, causante de la crisis al sublevarse algunos agentes para protestar contra una medida aprobada por el Gobierno que recorta sus derechos laborales. El primero en caer fue el comandante general de la Policía Nacional, Freddy Martínez, quien renunció a su cargo y aseguró que hubo infiltrados en el cuerpo durante el conflicto.

El estado de excepción decretado el jueves permanace vigente, pese a que la calma parece haber retornado a Ecuador después de una jornada de saqueos, enfrentamientos e, incluso, muertos y heridos en la operación militar que sirvió para rescatar a Correa del hospital donde estaba recluido. En medio de la contienda, algunos sublevados llegaron a tomar la Asamblea Nacional y canales de televisión.

En todo momento, la comunidad internacional respaldó al Gobierno ecuatoriano, desde Estados Unidos hasta España, y con especial firmeza los países latinoamericanos. Este viernes tienen previsto reunirse en Quito los cancilleres de varios estados de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que mostrarán su respaldo a la democracia.

Las acusaciones del Ejecutivo sobre la autoría del posible intento golpista -no se sabe con certeza si fue un golpe de Estado o una simple protesta gremial- se centran en la oposición del partido Sociedad Patriótica, cuyo líder, Lucio Gutiérrez negó estar participando en una conspiración. No obstante, Gutiérrez, ex coronel retirado del Ejército, pidió cuando se iniciaron los acontecimientos la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas. La inestabilidad política en el país sudamericano es una constante en los últimos años, con cuatro presidentes en los últimos siete.

La liberación de Correa
El presidente ecuatoriano fue sacado del hospital tras un tiroteo de más de media hora y después de una jornada muy tensa en la que sus partidarios se enfrentaron a pedradas con la policía que lo tenía rodeado, sin poder penetrar ese cerco. El Ejército con la ayuda de un cuerpo especial de la Policía participaron en el rescate.

El ataque al hospital ocurrió después de que fracasaran las negociaciones con los sublevados para que liberaran a Correa que llevó a cabo el gobierno durante todo el día, según dijo el ministro de Defensa, Javier Ponce. El ministro indicó que el gobierno no tenía ninguna intención de ceder a las demandas de los policías, que protestan contra una reducción de sus beneficios salariales contenida en un proyecto de ley.

Protegido por una larga fila de efectivos pertrechados con escudos, cascos y armas de fuego, Correa salió en silla de ruedas, pues acababa de ser operado en una pierna, hacia una caravana de vehículo que lo trasladó directamente al Palacio de Carondelet, la sede del Ejecutivo. Allí se asomó inmediatamente al balcón, donde le esperaban algunos ministros, y arengó a centenares de sus partidarios congregados en la Plaza Grande, donde ondeaban banderas de Ecuador.

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