Putin amenaza con cortar el gas a los países que no paguen en rublos

Marcos Méndez, el periodista lucense desplazado al conflicto, narra cómo se vive un ataque desde dentro ► Se abre un corredor humanitario para evacuar Mariúpol
Un hombre camina por Kiev. EUROPA PRESS
photo_camera Un hombre camina por Kiev. EUROPA PRESS

La guerra, desde dentro

El periodista lucense Marcos Méndez, que narra los horrores de la guerra para El Progreso, estaba en el último checkpoint antes de llegar a la ciudad ucraniana de Irpin. Charlaba con un militar ucraniano que incluso le ofreció algo de jamón. Fue entonces cuando se desató un ataque.

Méndez no dudó en grabarlo con su teléfono móvil mientras buscaba un lugar en el que guarecerse entre el sonido de las balas y los misiles explotando muy cerca de donde se encontraba.

Putin amenaza con cortar el gas a los países que no paguen en rublos

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha firmado el decreto que obligará a partir de este viernes a los países "hostiles" a pagar en rublos el suministro de gas, una medida con la que responde a las sanciones adoptadas a raíz de la invasión sobre Ucrania y que, en caso de incumplirse, implicaría cortes

Con estos cambios, aplicables al suministro enviado por Gazprom a través de los gasoductos, los países compradores deberán disponer de cuentas en rublos en bancos rusos, ya que no se considerarán válidos los pagos en dólares o en euros. Putin amenaza con suspender los contratos si no se acatan estas nuevas normas, según las agencias oficiales rusas. 

Putin ha justificado la medida como una respuesta al bloqueo de activos por parte tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea. En este sentido, ha reivindicado "el derecho a la libertad de Rusia", que en su opinión estaría siendo castigada por no "sacrificar sus intereses y valores tradicionales". 

Sin embargo, tanto el presidente como su principal portavoz, Dimitri Peskov, han insistido en que Moscú sigue dispuesto a cumplir su parte en materia de suministro y precios. "No habrá cambios para los receptores del gas ruso que paguen", ha dicho Peskov. 

Abramovich se intoxicó con gas lacrimógeno y no fue envenenado

La supuesta intoxicación del oligarca ruso Roman Abramovich, a inicios de marzo, se debió a un bote de gas que estalló a su paso en Kiev, y no a un envenenamiento, afirman este jueves varios medios turcos. 

Tanto el diario digital turco Habertürk como la cadena CNNTürk aseguran este jueves que los síntomas de quemazón en la piel y los ojos atribuidos a Abramovich fueron causados por un bote de gas que estalló a su lado cuando abandonaba una reunión, aunque no especifican la fuente de información. 

El diario estadounidense Wall Street Journal publicó el pasado lunes que Abramóvich sufrió "síntomas de un posible envenenamiento" tras participar en una ronda negociadora entre Rusia y Ucrania en Kiev el 3 de marzo pasado. 

Abramovich. EUROPA PRESS
Abramovich. EUROPA PRESS

Abramóvich se desplazó en la primera semana de marzo desde Estambul a Kiev para reunirse con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y con el diputado Rustem Umerov. 

Según la versión que facilitan hoy los medios turcos, al salir del edificio donde se había celebrado la reunión un bote de gas estalló al paso de Abramovich y tres acompañantes suyos, causando síntomas de quemazón y pérdida momentánea de visión, dice el digital Habertürk. 

Ucrania envía 45 autobuses para la evacuación de Mariúpol

El Gobierno ucraniano informó este jueves del envío de 45 autobuses para la evacuación de la sitiada ciudad de Mariúpol tras recibir la confirmación del Comité Internacional de la Cruz Roja de que Rusia mantiene su disposición a permitir un corredor humanitario.

"Esta noche recibimos un mensaje del Comité Internacional de la Cruz Roja de que Rusia confirma su disposición a abrir el acceso de un convoy humanitario a la ciudad de Mariúpol a tráves de la ciudad de Berdyansk. Estamos enviando 45 autobuses a Mariúpol", informó en un videomensaje la viceprimera ministra y titular para la reintegración de los territorios ocupados de Ucrania, Iryna Vereshchuk.

Precisó que 28 autobuses debían recibir el permiso para pasar por el punto de control ruso en la ciudad de Vasilievka y que 17 más habían salido de la ciudad de Zaporiyia.

Negociadores ucranianos ven positivo el papel de Abramovich

El jefe de la delegación ucraniana en las negociaciones con Moscú, David Arakhamia, se mostró este jueves algo confundido con el papel que el oligarca ruso Roman Abramovich mantiene en estos contactos, aunque consideró positivo que participe en ellos y trate de mostrarse más neutral que la propia Rusia.

Arakhamia hizo estas declaraciones en el maratón televisivo que a diario programan las televisiones ucranianas y que recoge la agencia local Interfax-Ukraine.

"Para ser honesto, (el papel que juega Abramovich) es muy positivo. Pero no entiendo por qué comenzó a jugar un papel público, ya que en principio tuvo un papel que en las negociaciones podría llamarse oficioso, es decir como un canal de comunicación adicional", agregó el político ucraniano.

Kiev no baja la guardia

Aunque las tropas rusas están más alejadas del corazón de Kiev, la ciudad mantiene barricadas de sacos, barreras antitanque y controles militares casi en cada calle, y sus habitantes desconfían de la promesa de Rusia de reducir los ataques sobre la capital como gesto de buena voluntad para un alto el fuego.

"¿Si creo que se retirarán las tropas rusas? No, porque ya desde antes de la guerra se decía que no entrarían, había muchos rumores, desinformación, bulos... Por eso la gente aquí ya no confía en nadie, y menos en los rusos", asevera Shakir Medjitov, estudiante de medicina de 19 años.

Los equipos negociadores de Ucrania y Rusia se reunieron cara a cara el pasado martes en Estambul, por primera vez en más de dos semanas, un encuentro que se saldó con avances tangibles, reconocidos por ambas partes, y el compromiso ruso de reducir "drásticamente" la actividad militar en torno a la capital.

Desconfianza hacia los rusos

Pero ni el Gobierno ucraniano, ni la comunidad internacional, y desde luego, no los residentes de Kiev confían en las palabras rusas. "Las tropas no se retirarán, todos sabemos que tendremos que expulsarlas", sentencia tajante Shakir, nativo de Crimea, península al sur de Ucrania anexionada por Rusia a la que se negó a regresar al empezar la guerra.

Cada vez suenan menos las sirenas antiaéreas y el eco de la artillería en las afueras se ha ido debilitando, pero en el centro de Kiev domina una calma tensa: poca gente circula por la calle, solo están abiertos negocios esenciales, los comercios cerrados han vaciado sus escaparates para evitar saqueos y el toque de queda se respeta con celo.
 

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