Conmoción en Brasil por el rapto de un autobús que acabó con el secuestrador muerto

Un francotirador disparó contra el hombre que mantuvo retenido el vehículo cuatro tensas horas ► Los 37 rehenes resultaron ilesos

Casi 20 años después de un impactante secuestro de un autobús municipal en Rio de Janeiro, Brasil se conmocionó de nuevo este martes por un hecho similar sucedido en el puente Niteroi de Rio que acabó con el asaltante muerto por el disparo de un francotirador y con 37 rehenes ilesos.

A las 5.26 hora local, el día todavía no había despuntado en Rio cuando el autocar de la línea 2520 de la empresa Galo Branco que une São Gonçalo y Rio de Janeiro por el puente de Niteroi era secuestrado por un joven que se tapaba el rostro con un pañuelo. Después de cuatro tensas horas —en las que fueron liberados seis pasajeros—, el rapto terminó cuando un francotirador de élite apostado sobre un camión de bomberos acabó con la vida del secuestrador, identificado como William Augusto da Silva, aprovechando que había salido un instante del vehículo.

El rapto hizo revivir a Brasil el traumático secuestro de otro autobús en el año 2000 en Rio de Janeiro

"Mi papel como gobernador es hacer que todo funcione y así fue. Rápidamente, intentamos resolver el transtorno para la sociedad, en la mejor medida de lo posible", dijo el gobernador de Rio, el derechista Wilson Witzel, criticado por su exacerbado uso de la contundencia policial para combatir la criminalidad. Witzel, juez de carrera y antiguo infante de la Marina, había llegado al lugar de los hechos en helicóptero, poco después de la muerte del asaltante, y nada más aterrizar sobre la autopista que alberga el puente dio un salto y levantó el puño en señal de victoria.

Todavía se sabe poco de las posibles motivaciones de Augusto da Silva, quien portaba un arma de juguete, un bidón de gasolina y un puñal. El joven, residente en São Gonçalo, un populoso suburbio separado de Rio por la bahía de Guanabara, tenía señales de depresión, según testimonios recogidos por la prensa local.

El asaltante falleció a las 10.35 hora local a camino del hospital, al que llegó con parada cardiorrespiratoria por los disparos policiales. Los 37 pasajeros del autobús resultaron ilesos. Solo se registró el desmayo de una mujer fruto de la tensión vivida.

"Hoy no habrá lágrimas de la familia de ningún inocente", dijo Bolsonaro, quien aseguró que "no hay que tener pena" por que un bandido muera

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, usó el Twitter para dar la enhorabuena a los agentes: "Criminal neutralizado y ningún rehén herido. Hoy no habrá lágrimas de la familia de ningún inocente". Bolsonaro, antiguo capitán del Ejército brasileño, expresó también que "no hay que tener pena" por que un bandido muera debido a la acción de francotiradores y recordó el traumático secuestro de la línea de autobús 174 sucedido el 12 de junio de 2000 en Rio de Janeiro.

En aquel episodio, inmortalizado por el cineasta José Padilha en el filme-documental Ônibus 174, fallecieron el secuestrador, Sandro Barbosa do Nascimento —un joven superviviente de una matanza parapolicial contra menores de la calle—, y una rehén.

El presidente brasileño celebró la intervención del Batallón de Operaciones Especiales (Bope) de Rio de Janeiro, un grupo de élite de la policía que cuenta con francotiradores. El Bope fue también inmortalizado en uno de los mayores éxitos internacionales del cine brasileño: la película Tropa de Elite (2007), del propio Padilha.

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