Cadena perpetua para el primer preso de Guantánamo juzgado en un tribunal civil

El tanzano Ahmed Khalfan Ghailani, el primer preso de Guantánamo transferido a EE.UU. para ser juzgado en un tribunal civil y considerado por el Pentágono como uno de los 14 presos más importantes de Guatánamo, ha sido condenado a cadena perpetua. Ghailani, de 36 años, fue acusado de participar en 1998 en los atentados contra las embajadas de EE.UU. en Kenia y Tanzania que mataron a 224 personas.

Un jurado de EE.UU. le declaró culpable de un cargo de conspiración para dañar o destruir la propiedad de EE.UU. con explosivos, pero le absolvió de otros 284 cargos de conspiración y asesinato. Su caso ha sido visto como una examen sobre la forma en la que el presidente de EE.UU., Barack Obama, ha afrontado la situación de los 173 sospechosos de terrorismo detenidos en la base naval de Guantánamo, en Cuba, incluyendo a Khalid Sheikh Mohammed, el cerebro los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Obama se comprometió durante su campaña presidencial de 2008 a cerrar la prisión de la Bahía de Guantánamo, que ha recibido la condena de la comunidad internacional por el tratamiento de los detenidos. Pero sus esfuerzos han tenido una dura oposición de los más críticos, que consideran que la prisión es necesaria en la batalla contra los islamistas radicales. Poco antes de dictar la sentencia este martes, el juez Lewis Kaplan desestimó las pretensiones de la defensa que argumentaba que Ghailani fue una víctima que se limitó a hacer recados para los hombres que, más tarde, él mismo descubrió que se trataban de miembros de Al Qaeda.

"El señor Ghailani sabía que la gente iba a morir", ha rebatido Kaplan, quien también se ha negado a conceder a Ghailani clemencia por las repetidas torturas a las que fue sometido mientras estaba bajo custodia de EE.UU. y, a pesar, de su colaboración para compartir valiosa información en los interrogatorios. En el juicio, los abogados de Ghailani han reconocido que el acusado compró tanques de gas y un camión utilizado en los ataques, pero sin saber para qué se iban a utilizar.

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