Ascienden a 589 las víctimas del seísmo en China

Varios supervivientes al terremoto. (EPA/ WU HONG)
photo_camera Varios supervivientes al terremoto. (EPA/ WU HONG)

Tres días después del devastador terremoto que asoló el suroeste de China, el número de fallecidos ascendió hoy a 589, cuando se da por finalizada la primera etapa de las tareas de rescate, considerada la más crucial.

Entre los fallecidos, 504 se encontraban en el condado de Ludian, el más afectado por el seísmo, de 6,5 grados en la escala de Richter, situado en la provincia de Yunnan (suroeste), donde todavía hay 9 desaparecidos y alrededor de 1.300 hospitalizados, según informó hoy la agencia oficial Xinhua.

El último recuento se produce cuando se dan por concluidas las 72 horas posteriores a la catástrofe, conocidas como la "etapa de oro o dorada" del rescate, ya que es cuando hay más oportunidades de encontrar supervivientes.

"Las primeras 72 horas después de un desastre son clave", dijo hoy Pang Chenmin, director de la agencia de asistencia a desastres del ministerio de Asuntos Civiles chino, poco antes de que se produjera el milagro del día, al hallar con vida entre los escombros a una mujer de 50 años tras pasar sepultada 67 horas.

Liao Tengcui padece heridas severas en la cintura y en la cabeza y no puede mover la pierna izquierda, pero estaba consciente en el momento de ser rescatada en una zona próxima al epicentro del terremoto, según aseguró un miembro del equipo de rescate internacional a Xinhua. Además, dos octogenarios del pueblo de Babao, también cercano al epicentro, se encuentran en condición estable tras ser rescatados más de 50 horas después del desastre.

Con el objetivo de asegurar el rescate de posibles supervivientes, las autoridades chinas aconsejaron hoy a los voluntarios no profesionales que no entren a la zona del terremoto para no entorpecer el tráfico y las comunicaciones. No obstante, resulta difícil hacer cumplir estas medidas ante la numerosa ayuda ofrecida por los vecinos y los familiares de las víctimas.

Entre ellos, Wang Qiyong, de 32 años y superviviente del seísmo, se mostraba hoy desesperado por hacer llegar agua y víveres a sus padres, aún atrapados.

Con las provisiones empaquetadas en su motocicleta, Wang narró al diario South China Morning Post que las autoridades pararon el tráfico y dieron prioridad a las ambulancias y a los camiones de aprovisionamiento médico y le impidieron el paso. "Esos camiones no caben por ahí. Estoy intentando salvar a mis padres, pero ni siquiera puedo llegar a ellos", lamentó el joven en sus declaraciones al diario hongkonés.

Asimismo, el gobierno provincial pidió a los buenos samaritanos que quieran hacer donaciones que contacten con las autoridades primero para saber qué se necesita más y a que las hagan a través de grupos de caridad registrados oficialmente.

Por el momento, los equipos médicos se han quejado de la falta de material para atender a los heridos en los hospitales de campaña instalados en la zona afectada, y han alertado de la urgencia por trasladar a mejores centros a algunos de ellos que necesitan operaciones más complejas.

El primer ministro chino, Li Keqiang, aseguró ayer desde la zona de la catástrofe que sacarán a los enfermos más graves de los lugares arrasados por el terremoto e instó a todos los equipos desplazados a que "no cesen la búsqueda de supervivientes y desaparecidos".

Las autoridades comunistas han culpado de la elevada cifra de muertos a la fragilidad de las construcciones, la poca profundidad del terremoto -sólo 12 kilómetros- y a la densidad de población en esta zona, muy superior a la media provincial, mientras algunos residentes critican la falta de inversión en Ludian, una de las regiones más pobres de China.

Zhang Junwei, director de la administración contra terremotos de Yunnan, afirmó hoy que la mayoría de infraestructura y hogares de la provincia no son resistentes a los seísmos, y que "si los lugareños hubiesen tenido más dinero para reconstruir y mantener sus casas, se habrían producido menos daños y menos muertes", publica Xinhua.

En Ludian, la zona más devastada por el temblor, cerca del 60 por ciento de los agricultores viven con menos de un dólar al día, por debajo del umbral de la pobreza (2 dólares según el Banco Mundial), y muchas de sus casas son endebles estructuras construidas con barro.

Comentarios