La tala indiscriminada acaba con los árboles en las carreteras españolas

Las líneas de árboles plantados desde hace siglos en las cunetas de las carreteras están desapareciendo de forma masiva por la ampliación de las vías o bien por razones de seguridad vial, un problema que afecta especialmente a España, donde "primero se poda y luego se pregunta".

En Europa existe una situación similar, pero en España se agudiza: "Casi no se conserva ni una sola avenida o alineamiento de árboles en las vías", afirma a EFE César Javier Palacios, director del proyecto LIFE+ "EnArbolar, Grandes Árboles para la Vida" (BigtreesS4Life), de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

El geógrafo acaba de regresar de una reunión en Breslavia (Polonia) con expertos y organizaciones conservacionistas de Reino Unido, Francia, Polonia, Suecia, República Checa, Alemania y Rusia, donde se ha hecho un llamamiento para conservar este singular arbolado.

Solo hay pequeños milagros como la Olmeda del Maripinar en Cieza (Murcia), donde se mantienen ejemplares centenarios de olmos ibéricos, o el Camino de Santiago a su paso por Palencia y León, donde "se comprendió la importancia de los árboles al caminar y se realizó una plantación" años atrás.

Al contrario de la apuesta de países como Polonia y Alemania por proteger la importancia natural, paisajística y cultural de estas agrupaciones forestales, "en nuestro país se ve como un peligro y árbol que queda árbol que se corta, alegando razones de seguridad vial", explica el geógrafo.

Esa es la razón por la que aboga por la adecuada gestión de estos árboles -una poda cuidadosa, prescindiendo de la maquinaria grande-, recuperar la señalización de sus troncos con pinturas reflectantes, así como por controles de velocidad para que los conductores disfruten del placer de circular bajo un dosel arbolado.

Culpar a estos árboles de la peligrosidad en algunas carreteras es una idea "que no se sostiene" cuando dichas vías están igualmente rodeadas de construcciones, desniveles y obstáculos.

El problema se remonta a los años 80 cuando comenzó la renovación de las carreteras del país y se extendió su tala, especialmente en las vías secundarias.

"Es un problema de cambio de mentalidad y lo que antes veíamos como una ventaja -que evitaba la salida del coche, que nos señalaba cuando había nieve...- ahora hemos pasado a que todas las señales tienen que ser de plástico, de metal ...", agrega el naturalista.

En definitiva, subraya, "nos gusta ser más papista que el papa y cuando construimos carreteras las queremos hacer las más modernas y nos olvidamos de la biodiversidad que estamos quitando y de que son importantes corredores ecológicos".

Las comunidades autónomas y diputaciones son las competentes de la mayor parte de estas infraestructuras.

En la reunión de Breslavia se acordó acometer próximamente la publicación de un libro donde se aportarán razones científicas y anímicas para proteger este patrimonio arbolado.

El capítulo dedicado a la situación en España ha sido encargado a la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, responsable del proyecto "EnArbolar, Grandes Árboles para la Vida", cofinanciado por la UE y el Departamento de Árboles Monumentales de Imelsa de la Diputación de Valencia, que persigue mejorar la conservación de los árboles singulares y los bosques maduros de la Red Natura 2000 de España y su territorio de influencia.

El objetivo final es elevar el grado de concienciación de la sociedad sobre la importancia de estos árboles y bosques maduros como reductos de biodiversidad, testigos del cambio climático, generadores de paisaje, dinamizadores de las economías rurales y herramientas de educación medioambiental.

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