Votación en las redes para trasladar las carreras ilegales de As Gándaras al Pazo

La vigilancia policial en el polígono lucense lleva a los participantes a plantear un debate en sus foros. Los jóvenes afirman que no compiten, pero ya hay condenas penales por conducción temeraria durante estos encuentros
Un agente sigue en redes la votación sobre la próxima quedada en Lugo. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Un agente sigue en redes la votación sobre la próxima quedada en Lugo. VICTORIA RODRÍGUEZ

Los participantes en las carreras ilegales de As Gándaras abrieron en las redes sociales una votación para decidir si mantener las quedadas nocturnas en el polígono o trasladarlas al párking del Pazo dos Deportes, donde juega habitualmente el Breogán. La presión de la Policía Local —que montó desde junio varios controles, revisó más de medio centenar de vehículos y denunció a varios conductores— ha hecho mella en los habituales de estas citas, que buscan nuevos emplazamientos para esquivar la vigilancia policial durante unos encuentros en los que, según ellos, no se cometen infracciones.

Esa mayor vigilancia de las fuerzas de seguridad también ha tenido efectos en otros puntos de la provincia, en donde las carreras ilegales han desaparecido de carreteras que hace solo unos años eran consideradas puntos calientes, como era el caso de la N-120, a la altura de Os Peares; la LU-530, entre Lugo y A Fonsagrada, o la N-640, a su paso por A Pontenova.

"No competimos. Son encuentros para enseñar los coches e intercambiar impresiones entre los aficionados al mundo del motor. Puede que uno haga un trompo, o algo así, pero no es lo habitual", afirman los participantes en los encuentros de As Gándaras. Sin embargo, este tipo de conductas al volante, que comprometen la seguridad vial, no son tan excepcionales como ellos dicen.

Durante su última quedada, en el mes de agosto, los participantes estacionaron en las inmediaciones de una gasolinera y expusieron sus vehículos durante unas horas, pero la segunda parte del encuentro se convirtió en un desfile de pilotos alardeando de motores y velocidades excesivas. Aparentemente no había apuestas, ni línea de meta, pero los conductores pisaban el acelerador por rectas y rotondas sin respetar los límites y ante los silbidos de aprobación de todo el público. "No habrá carreras como tal", apunta el portavoz policial, "pero se cometen infracciones y vamos a perseguir este tipo de conductas".

De hecho, los agentes denunciaron en los últimos meses a varios participantes por conducir de forma temeraria durante las quedadas. "Un conductor fue sorprendido a más de 140 kilómetros por hora y otro también circulaba a gran velocidad por delante de una discoteca, cuando había mucha gente en el exterior. De este modo ponen en peligro su vida y la de muchas personas, por lo que ya se abrieron varias diligencias por delitos contra la seguridad vial y ya hubo sentencias condenatorias".

La Policía Local reconoce que los polígonos industriales acaparan actualmente en Lugo las quejas ciudadanas por carreras ilegales, una práctica que va a menos en otras zonas anteriormente conflictivas, como A Piringalla, Alberios u O Castiñeiro. "En la ciudad se realizan a menudo controles policiales y es una problemática en descenso, pero de los polígonos empresariales hay cada vez más protestas, ya que viene mucha gente de otros lugares de Galicia y se concentran muchos coches", comenta.

Desde la Policía Local explican además que, en este tipo de quedadas nocturnas, los conductores "se dejan llevar" y se produce una especie de «"efecto llamada" entre los infractores. "Cuando uno entra en una rotonda a gran velocidad", explica, "el siguiente quiere entrar todavía más rápido, y al final se van contagiando unos a otros y es un auténtico peligro".

PROVINCIA. A principios de la pasada década, las carreras ilegales eran relativamente frecuentes en otros puntos de la red viaria lucense. Las cerradas curvas de la N-120 entre Os Peares y el Alto de Guítara; los virajes de la LU-530 de Lugo a A Fonsagrada o el sinuoso trazado de la N-640 en las inmediaciones de A Pontenova eran los lugares favoritos de muchos motoristas y automovilistas.

Hoy en día, esta peligrosa práctica ha desaparecido por el aumento de la vigilancia policial y, sobre todo, por el endurecimiento de las sanciones.

Esto ha contribuido a que en estos últimos años la imagen de los motoristas se haya transformado radicalmente y en donde antes los vecinos de algunas localidades por las que atraviesan estas rutas veían un peligro, ahora consideran estos grupos un dinamizador económico, aunque advierten que "aínda se ve algún facendo o tolo", por lo que piden que no se levante la guardia.

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