"Vivimos con miedo", dicen vecinos de los inquilinos del Concello en Burozos

El gobierno local asegura que decidió ya iniciar el proceso de desalojo del grupo conflictivo
Rúa Fontaneira. GOOGLE MAPS
photo_camera Rúa Fontaneira. GOOGLE MAPS

Los niños van al colegio sin dormir y los adultos viven atenazados. Ese es el día a día en el edificio de la calle Fontaneira donde una familia que vive allí alojada por el Concello hace la vida imposible desde hace años a los vecinos.

El problema es antiguo y varias veces se han prometido soluciones, pero la concejala de asuntos sociales, Olga López, aseguró este jueves que ahora se ha tomado ya la decisión de rescindir el contrato a los inquilinos problemáticos.

El acuerdo se tomó el pasado 9 de marzo y la idea es ejercitar las acciones administrativas o judiciales para proceder al desalojo.

Dados los años que llevan soportando la situación, los vecinos de ese bloque de Burozos, junto al Sagrado Corazón, prefieren ver antes de creer en nuevos compromisos de solución. Y una vía para sacar a los vecinos problemáticos que puede ser lenta en el tiempo no les quita el miedo del cuerpo.

La concejala de bienestar apuntó que se procederá al desalojo tras fracasar los intentos de integración de los últimos años

Y es que hay residentes que confiesan que en ese edificio de la calle Fontaneira se vive con miedo. La situación es insoportable por el cúmulo de molestias que se producen día a día, pero hay también temor y se sienten amenazados. "Si cada vez que hay un conflicto en el edificio llamáramos a la Policía tendrían que estar aquí todos los días", cuenta una persona que vive en el inmueble.

Más allá de las situaciones de amedrantamiento, con un bastón que se hace notar a todas horas y en todas partes, los vecinos relatan molestias que acaban por hacer la vida insoportable.

Sufren desde "pequeñas" maldades, como que atasquen el ascensor en el último piso para que nadie más pueda usarlo a provocar fuertes ruidos toda la noche para que nadie pueda dormir.

La suciedad es un problema que arrastran desde hace mucho, igual que el enganche de la luz a la traída de la comunidad. Lo último, cuentan, es que han alojado a gente que duerme en los trasteros, porque el piso ya se les ha quedado pequeño para tantos inquilinos.

El Concello apuntó este jueves que optó por iniciar el proceso de desalojo tras intentar durante años, sin frutos, un trabajo de mediación para lograr la integración.