Virtual, pero mejor que la del año pasado

La Semana Santa lucense se cerró este domingo con la procesión del Santo Encuentro, la única que se celebró en esta edición y a la que asistieron solo miembros de la Junta de Cofradías y la alcaldesa con varios concejales socialistas y populares
Procesión del Santo Encuentro. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Procesión del Santo Encuentro. VICTORIA RODRÍGUEZ
La Semana Santa puso este domingo el broche de cierre de la edición de este año con la única procesión que se celebró estos días. Se trata de la del Santo Encuentro, la más antigua de todas –pues se sabe que se hacía ya en la Edad Media– y en la que el Ayuntamiento y el Obispado se dan la mano para escenificar el encuentro de la Virgen con Jesús, en este caso sacramentado.

La procesión sorprendió a algunos lucenses que el domingo, pocos minutos antes de las doce del mediodía en una mañana espléndida, vieron cómo la Virgen del Rosario –que está el resto del año en la capilla del cementerio San Froilán– era portada a hombros, desde el Ayuntamiento hasta la catedral, por cuatro miembros de la Junta de Cofradías escoltados por la alcaldesa, Lara Méndez, y otros miembros de la corporación municipal como los concejales Olga López Racamonde, Ana González Abelleira y Mauricio Repetto, del PSdeG-PSOE, y Beatriz Vázquez, Macamen López, Sagrario Sánchez, Óscar Poy y Cristina Abades, del PP. No hubo ni banda municipal, ni representación de funcionarios vestidos de época, pero al menos salió la procesión.

La comitiva partió del Concello poco antes de las doce y llegó a mediodía a la catedral, donde se iba a celebrar la misa de la Resurrección, presidida por el obispo, Alfonso Carrasco Rouco, quien esperaba a la Virgen en la puerta de la fachada principal con el Santísimo Sacramento en la mano, escenificando el encuentro de la Virgen con Jesús, su hijo. "Es otra de las pocas veces que sale la Sagrada Forma de la catedral y resulta una procesión muy emotiva porque, en ese momento, a la Virgen se le quita el velo negro, de luto, que lleva y se le pone un Niño Jesús en sus brazos al tiempo que redoblan las campanas en señal de alegría", explica Ramón Basanta, presidente de la Junta de Cofradías.

Un instante de la procesión del Santo Encuentro. VICTORIA RODRÍGUEZ

El encuentro dio pie a la misa de Resurrección, ya dentro de la basílica. Como en anteriores ocasiones, el oficio fue retransmitido en directo por el canal del Obispado en Youtube y se podía seguir incluso, en distintas pantallas, por el público presente en la catedral. Una vez terminada la misa, la imagen de la Virgen del Rosario volvió a ser portada a hombros hacia el Ayuntamiento, con la compañía de la corporación municipal. "Hasta hace años, eran agentes de la Policía Municipal los que sacaban a hombros la imagen porque la Virgen del Rosario es la patrona del Ayuntamiento", indica Ramón Basanta.

Misa de Resurrección en la catedral. VICTORIA RODRÍGUEZ

Aunque, en este caso, sí que hubo procesión, esta se celebró con todas las garantías sanitarias y sin más público que los porteadores de la imagen y la comitiva municipal. "No era una procesión de cofrades al uso. No había filas, ni aglomeración de gente. El público solo observaba en la calle, pero no se unió", afirma Basanta.

Pese a las restricciones y a que solo hubo oficios religiosos en la catedral, la Semana Santa de este año en Lugo no dejó tan mal sabor de boca como la del año pasado.

"Las celebraciones religiosas estuvieron bien, aunque no con toda la gente que quisiéramos. Fue una Semana Santa atípica, sin actos en la calle, pero en la que hubo bastante participación y en la que la gente –tanto organizadores como asistentes– demostró que es muy responsable", concluye.


El sol hizo que lucenses y turistas animasen el centro

Ambiente en la calle de los vinos. VICTORIA RODRÍGUEZ
[Ambiente en la calle de los vinos. VICTORIA RODRÍGUEZ]
 

El sol dominguero sacó este domingo a lucenses y a turistas de casa para animar las calles más céntricas, especialmente a la hora del aperitivo y en la zona de los vinos, donde se podían ver varias terrazas llenas de gente al igual que en los cantones de la Praza Maior.

La mayoría de la gente respetaba las medidas de seguridad y llevaba mascarilla, aunque estuviese consumiendo en un bar.

Esta animación demuestra que la gente está deseando salir en cuanto llega el buen tiempo y poder disfrutar de la calle y la vida social que era antes de que estallase la pandemia de covid-19, hace un año, que cambió nuestras vidas por completo.

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