Vida de viejos a los 20 años: el coronavirus no perdona a los más jóvenes

Los contagios crecen en el sector más joven de la población, que sufre  consecuencias como el aumento de consultas de salud mental 
Jóvenes en una edición de la fiesta de A Carballeira. MARÍA MORADO / JORGE LÓPEZ
photo_camera Jóvenes en una edición de la fiesta de A Carballeira anterior a la pandemia. MARÍA MORADO / JORGE LÓPEZ

La pandemia está pasando recibo a los más jóvenes. El único sector de la población que todavía no fue inmunizado está, ahora mismo, sufriendo el mayor número de contagios lo que —unido a la celebración de botellones y a la reapertura del ocio nocturno— contribuye a que sean vistos, por personas de otras edades, como irresponsables en el uso de mascarillas u otras medidas preventivas culpabilizándolos, incluso, del aumento de los casos.

Sin embargo, los culpables se están convirtiendo, en muchos casos, en víctimas. El servicio de Psicología Infanto-Juvenil del Hula detectó, en los últimos meses, un aumento de las consultas, especialmente en adolescentes y chicos jóvenes, relacionadas con problemas de salud mental derivados de la pandemia. En alguno de los casos, incluso, hubo algún ingreso más de lo que era habitual. También se notó un incremento en las de niños, pero en menor medida.

"La pandemia está incidiendo en los jóvenes de Lugo en una mayor presencia de trastornos de ansiedad, depresivos, de la alimentación y también de la conducta. Pero no solo es el covid. La gente joven está viviendo una mala etapa, con muy pocas perspectivas de futuro y de trabajo. La vida que les espera no aparenta ser tan buena como la que tuvimos los más mayores. Si a esto se le suma que, desde hace casi año y medio, no hay apenas contacto social y no se pueden hacer actividades como ir al gimnasio o al cine o mantener reuniones con amigos, todo esto está llevando también a comportamientos más autistas y solitarios, en los que los chicos acaban volcándose más con los móviles y con internet", explica Luis Vila Pillado, jefe del servicio de Psiquiatría del Hula.

Lo cierto es que la pandemia también ha cambiado la forma de relacionarse y de socializar de los jóvenes

Esta situación, en cambio, que refleja una incidencia de la pandemia en la salud mental de los jóvenes, podría ser temporal. De hecho, Luis Vila Pillado se muestra reticente a la anunciada ola de salud mental, posterior a la del covid.

"No creo que eso llegue pasar. Al final, la gente saca recursos propios y sociales y se adapta a una situación que le tocó vivir. De hecho, las consultas de salud mental se están, más o menos, estabilizando", indica Vila Pillado.

El jefe de Psiquiatría del Hula también considera, por otra parte, que la subida de las consultas entre los jóvenes no es consecuencia directa de la falta de un ocio nocturno sin restricciones, como había antes de la pandemia.

"Puede influir pero no lo podemos achacar todo a eso. No centraría todo el problema en el ocio nocturno. Tampoco este tipo de ocio que pueden tener los jóvenes es siempre el más saludable", afirma Luis Vila Pillado.

Lo cierto es que la pandemia también ha cambiado la forma de relacionarse y de socializar de los jóvenes. Con pocas fiestas, reuniones con un número de personas limitado y cierres o aforos controlados en la hostelería, cines o gimnasios, el encuentro con amigos se está convirtiendo, en muchos casos, en una quedada a media tarde para tomar un café, alguna reunión domiciliaria entre unos pocos amigos para partidas de juegos de mesa y una vuelta a casa que, aunque ya no haya toque de queda, no suele pasar de las once de la noche. Como ellos dicen, vida de viejos a los 20.

"Me puede el miedo a coger el virus y por eso ya no hago la misma vida social"

Contesta, pero esta joven de 22 años prefiere reservar su identidad. Asegura que la pandemia la dejó "más sensible de lo normal", lo que achaca, básicamente, a la falta de la vida social anterior a la aparición del virus.

"Ahora no es lo mismo. Me puede más el miedo a coger la enfermedad. Antes, quedaba con mis amigos cada dos semanas y salíamos de noche. Ahora, eso ya no lo hacemos. A cambio, vamos a alguna casa y tomamos algo allí. Pero de fiesta, no, y de botellón, tampoco", indica.

Esta joven afirma que tampoco pisó los pubs, pese a su reapertura con limitaciones.

"Solo me asomé a la puerta de uno de ellos una noche pero no llegué a estar dentro. Por miedo, básicamente. Aunque mi familia más próxima está vacunada, siempre hay una posibilidad de contagio", cuenta.

Sobre si los jóvenes son menos responsables que las personas de más edad, esta chica opina que hay todo tipo de situaciones en cualquier colectivo.

"Hay jóvenes que sí, se quitan la mascarilla pero también hay otras personas de otras edades que también. Lo que está claro es que los jóvenes necesitamos salir y relacionarnos y esta situación puede estarnos pasando factura de una u otra manera. Yo, por ejemplo, estoy muy sensible. A mí me está afectando", afirma esta chica de Lugo.


Marta de Castro (23 años): "Siempre me lo pienso dos veces antes de salir"

marta"Estaba a tratamiento por ansiedad antes de la pandemia y contaba con ir a Salamanca a cursar un año de la carrera con una beca Sicue, lo que me hacía ilusión. Fui, pero todo era online y me vi sola en un piso en Salamanca. En estas edades, estás siempre pensando en hacer muchas cosas y con la pandemia, apenas hay oportunidades", cuenta Marta de Castro, de 23 años.

Esta joven echó en falta, sobre todo, el poder quedar con alguien y contarle su día a día. "Desahogarse", dice. Sin embargo, reconoce que esta situación la vivió también como una prueba de superación personal y, más o menos, se fue adaptando al nuevo modelo de vida. "El miedo siempre está presente. Las reuniones con amigos son en casa y con límite de aforo. Siempre me lo pienso dos veces antes de salir y si no tengo la necesidad, no lo hago. Antes salía cada quince días, ahora casi nunca", afirma.

La pandemia no solo afectó a su ocio. Quizás la notó más en la universidad. "Estudiar era una odisea. Solía ir a la biblioteca y ahora es más complicado. Te ves limitada y mentalmente desubicada", señala.

Aun así, Marta cree que la situación es peor aún para los más jóvenes. "Ellos ya no tuvieron la ocasión de salir nunca y yo algo disfruté", dice.

Nuria García Sánchez (21 años): "El curso fue duro porque pasaba el día en casa"

nuriaTiene el ‘privilegio’ de estar vacunada dado que estudia Medicina. Nuria García Sánchez, de 21 años, también pasó el coronavirus el pasado mes de octubre, por lo que vivió doblemente las peores consecuencias de la pandemia. "El curso se me hizo complicado porque no tenía nunca esa parte de ocio. Había que estar en casa a las once en lugar de hacerlo de madrugada, como antes. Quizá esta vida nos haya servido para hacer otros planes: ir al río, juntarnos para una partida de juegos de mesa... pero fue duro. Durante el curso me pasaba todo el día en casa y en una habitación porque las clases eran online y no quedaba casi con nadie. Si, al menos, pudiese ir a clase, vería a gente. Así, no. De hecho, el único momento en el que tenía trato con personas era en unas clases de idiomas a las que me apunté", asegura esta joven, que se irá a Milán a hacer un Erasmus.

A Nuria le costó lidiar la situación. Tuvo que acabar en una consulta de psicología. "No sabía cómo lidiar con todo esto por vivir tan encerrada y sin relación social y conozco más gente a la que le pasó lo mismo", indica.

Esta chica no cree que los jóvenes sean la causa del aumento de contagios. "Se está exagerando. Los jóvenes salimos de noche pero los más mayores salen a tomar el café por las tardes y también se quitan la mascarilla", opina.

Asier Lorenzo García (20 años): "Salir de fiesta ahora es como irte a la guerra"

asierEste será su año Erasmus, ya que el pasado no pudo ser. Asier Lorenzo García, de 20 años, se prepara para estar, de septiembre a diciembre, en Dublín. Mientras tanto, disfruta de las vacaciones en Lugo, haciendo una vida muy distinta a la que tenía dos o tres años más atrás.

"Antes salía mucho. Cenaba algo en casa y me iba por ahí. Ahora nos hemos hecho un poco viejos. Salimos de tarde para tomar algo y, como mucho, quedamos para cenar. Salir de fiesta es como irte a la guerra. Tienes que tener cuidado de no quitarte la mascarilla, de no acercarte a la gente... Ahora, además, es algo que está demonizado por el resto de la sociedad", apunta.

Asier, como los demás, se fue adaptando a otra vida. "Buscas otras formas de conocer a gente. Antes, te arreglabas para salir. Ahora, te arreglas para ir a la universidad si tienes clases presenciales. Al final, no nos queda otra solución que replantearnos nuestras vidas y buscar otras maneras de relacionarnos con los demás y también de vivir el ocio nocturno. Por otra parte, también sería preocupante que nuestras vidas se centrasen solo en salir de fiesta"», considera este joven, que estudia Filología Inglesa e Hispánica.

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