Plan de Retorno: No se puede volver en tres años

Viajes con segundo retorno a Lugo

Unos se marcharon porque echaban de menos su tierra, otros porque no encontraron trabajo de su profesión, pero al final acabaron volviendo a vivir a Lugo después de regresar a sus países de origen ► La calidad de vida, la educación o la seguridad que ofrece la ciudad terminaron resultando claves para su retorno.
Familia Peixoto
photo_camera Familia Peixoto

"Y AUNQUE no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor". Entre la nostalgia y la frente marchita Carlos Gardel y Alfredo Le Pera compusieron el tema ‘Volver’ en 1935. Quizás estas no sean historias del primer amor, pero sí de personas inmigrantes que regresaron a Lugo, por segunda vez, porque sintieron que los "veinte años no son nada" que reza la canción eran muchos en sus vidas. Tres historias diferentes con un patrón común: el retorno a Lugo porque no se adoptaron al estilo de vida de sus países al volver. 

Unos por motivos familiares, otros por la educación de sus hijos y la calidad de vida que ofrece la ciudad. Motivos de peso, por encima de los económicos, por los que emprendieron un viaje de vuelta a tierras gallegas. 

Adriano Peixoto, brasileño, vive con su mujer y sus hijos en la ciudad. Trabajaba como frigorista y llevaba 6 años en España cuando decidió en el año 2013 regresar con su familia a Brasil. Echaban de menos sus raíces y contactos de Goiania, su ciudad natal. Nueve meses después regresaron a Lugo, en 2014. "Nos encontramos con un país diferente al del que nos fuimos. Tal vez, mi relación con mis amigos era diferente, no era lo mismo. Solo tenía a mi familia, mi mujer y mis hijos. Cambia el contacto humano. Gracias a Dios, siempre hemos sido una familia unida", señala. 

Al llegar a su ciudad, se encontró que no tenía trabajo y la situación económica que atravesaba Brasil tampoco era buena. "Cuando llegué me encontré que no tenía trabajo y tardé tiempo en conseguir uno, incluso me compré un coche, pero a raíz de unos asuntos familiares fue cuando decidimos regresarnos", recuerda Adriano. 

Unos regresan por motivos familiares, otros por la educación de sus hijos y la calidad de vida que ofrece la ciudad

Fue el momento en el que apareció la figura de su antiguo jefe de Lugo, con el cual mantenía una fluida relación, pese a la distancia, y que en reiteradas ocasiones le habría ofrecido su antiguo puesto si su estancia con su familia en Brasil no iba bien. "Me puse en contacto con él para saber si mi antiguo puesto de frigorista estaba disponible. Afortunadamente, lo estaba y regresamos", apunta. 

Los nueves meses que tan solo transcurrieron en Brasil le sirvieron también para apreciar la diferencia en la calidad de vida con España y la paradoja del desarraigo en su propia nación. "La gente que no ha emigrado", considera, "no sabe lo que es irse a otro país. Yo nunca tuve pretensión de la nacionalidad española, sabiendo que hay un convenio de inmigración entre ambos países. Al volver solicité la nacionalidad española y he convalidado mis estudios". En la actualidad, vive con su familia en Lugo y cursa el segundo año del grado superior de Mantenimiento de Sistemas Frigoríficos. 

ASESORAMIENTO. Una de las entidades religiosas que colabora activamente tanto el proceso de retorno a sus países de origen como en su hipotética vuelta a España, es la iglesia evangélica Buenas Noticias de Lugo. Su pastor, Marcos Zapata, destaca los principales componentes por lo que este tipo de personas se decantan en regresar aquí: "El proceso de volver a sus países de origen tiene dos elementos distintivos y con los que asesoramos en diferentes entrevistas, antes de la decisión final de retornar. Por un lado, la idea del país del que se fueron ha cambiado y, por otro, que la propia persona en sí que desea volver a su país natal también ha cambiado por el propio paso del tiempo". 

En este sentido, Zapata señala "la idealización de lo que se queda atrás siempre es mejor" como punto en común. Este matiz se une a que cuando regresan se encuentran que los vínculos familiares o amistades no son los mismos de antes y deciden regresar. 

Para evitar esa situación de desarraigo en su propia tierra natal, Buenas Noticias contribuye en el proceso de reintegración en destino, a través de propuestas de trabajo o programas familiares dentro de la comunidad evangélica. 

Factores familiares, la educación de los hijos o la calidad de vida en Lugo terminan siendo prioritarios para su regreso, por encima de los económicos. 

Es el caso de Patricia Moncada, natural de Bogotá (Colombia) y que vive en Lugo con su niño. Llegó a la ciudad por una conocida en 2008, en los inicios de la crisis económica en busca de continuar su trayectoria profesional como licenciada en Investigación y Técnicas de Mercados. Tras tres años sin encontrar trabajo de su profesión en Lugo, decidió regresar a Colombia. Sin embargo, cuando regresó a Bogotá sus expectativas no se cumplieron. "No conseguía trabajo de lo mío al no tener referencias para llamar de mis últimos trabajos, así es muy dificil que te seleccionen en Colombia", explica. Tardó 8 meses en conseguir un empleo.

"Bogotá es una ciudad caótica. No te planteas dejar solo a tu niño en un parque", explica Patricia Moncada

Más allá de todo eso, el factor decisivo por el cual se decantó por regresar fue la educación de su hijo. "La educación en Colombia es gratuita, pero no obligatoria en infantil. Aquí en España tienes muchas ayudas y apoyo. Allí, si no quieres que vaya muy desnivelado tienes que pagarle un colegio privado", razona Patricia. 

Otro aspecto que valoró mucho allí es la seguridad y tranquilidad que ofrece Lugo, en comparación con la capital de Colombia, ya que "Bogotá es una ciudad caótica con diez millones de habitantes y algunas zonas muy peligrosas. No te planteas dejar solo a tu niño en un parque". 

Finalmente, en 2014 consiguió una plaza en un colegio de Lugo y regresó con su niño, que para ella "lo es todo". En la actualidad Patricia está buscando trabajo, pero contenta en el apartado de la educación que le puede ofrecer a su hijo. 

DESDE LIMA. Otros inmigrantes de la ciudad no tardaron tanto en regresar. Fue el caso de Raúl Vidal, camionero de profesión, tardó solo dos meses en volverse de Lima. "A los 20 días me quería regresar. La economía es buena, pero hay mucha inseguridad", señala. 

La incertidumbre de no saber si le iría bien allá por tierras peruanas fue uno de los motivos por el cual no se acogió al Programa de Retorno Voluntario del Gobierno, al igual que hicieron 389 compatriotas durante el período 2009-2014. "Me correspondían 5.000 euros de paro para cobrar si volvía a Perú, pero no podía regresar a España en tres años. La vida en Lima es mucho más cara, no me hubieran servido de mucho allí", apunta Raúl. Los 60 días que estuvo fueron productivos, consiguió homologar su título de camionero. Esta semana empezó a trabajar en Vilalba. 

Historias de ida y vuelta que solo duraron "el soplo de la vida".

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