Viajar en tren en Lugo: sin descuentos, pocas plazas y precios al alza

Viajeros habituales dicen que en las últimas semanas los billetes más demandados a Madrid se encarecieron hasta un 30 por ciento y hay técnicos que atribuyen el problema a que hay menos oferta de plazas porque se han trasladado trenes que operaban en Galicia a Asturias
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photo_camera Viajeros en la estación de tren de Lugo. XESÚS PONTE

El tren vuelve a estar en el ojo del huracán en Lugo. En una provincia aislada, con pocas infraestructuras de comunicación, los viajeros detectan que desde hace aproximadamente un mes el precio de los billetes para viajar en ferrocarril se ha disparado.

Las conexiones de Lugo ya son escasas, pero un ejemplo arquetípico del problema es el coste de los viajes a Madrid. Hasta agosto, conseguir billete para el Alvia de las 11 de la mañana era bastante fácil y se podía adquirir ticket por menos de 40 euros. Ahora es imposible conseguir ese billete por menos de 60 euros, detalla un viajero habitual.

Los billetes son más caros si lo que se pretende es viajar en fin de semana y el mismo viajero detalla que antes se conseguía la vuelta de Madrid a Lugo en domingo por poco más de 50 euros y ahora el precio pasa ya de los 70 euros. El resultado es que en un mes el viaje a Madrid desde Lugo, en el que probablemente sea el tren directo a la capital de España más demandado, se ha disparado un 30 por ciento, detalla. Un viaje que hasta mediados de verano se hacía por 90 euros ahora cuesta unos 130 euros.

El precio depende en buena medida de cuándo se compra el billete. Si el viaje se decide a última hora, es probable que el precio se dispare o que, directamente, no haya plazas disponibles en el tren. El resultado es que, salvo para viajes que se puedan programar bastante antelación, el tren ha pasado a ser una opción poco viable y muy cara para los viajeros.

 Entre viajeros habituales, los ánimos están caldeados por la situación. Se trata de pasajeros que no solo no tienen opción de acogerse a los bonos que permiten hacer viajes gratuitos de cercanías o media distancia, sino que además se sienten agraviados por el nuevo sistema, que básicamente beneficia a los viajeros de las poblaciones que ya tenían buenos servicios ferroviarios, se lamentan.

Entre los pasajeros se extendió la idea de que el aumento de reserva de plazas por parte de viajeros que se pueden acoger a viajes gratis podía estar detrás del problema. Desde luego, dicen, el obstáculo no está en Lugo. De la estación de la capital sale el tren y el convoy aquí no se llena. Van siempre, de hecho, más o menos   el mismo número de pasajeros, de modo que los usuarios no entienden que en muchas ocasiones ni siquiera se vendan plazas. Pero, claro, el tren se va llenando según avanza en su itinerario y son las plazas vendidas en otras poblaciones las que dificultan conseguir tren desde Lugo.

Sin embargo, Renfe ya aseguró esta última semana que no influyen aspectos como que en el tramo de Ourense a Zamora los viajeros con bono puedan aprovechar la gratuidad del tramo. La disponibilidad de plazas está en función de la demanda, señalaba la compañía ferroviaria.

Pero hay técnicos que dicen que hay otro factor en juego que ha sido decisivo: la decisión de Renfe de trasladar a Asturias cuatro trenes que operaban en Galicia. También se llevó otro a Extremadura con la apertura de la nueva vía a esa comunidad.

Unos pasajeros en los andenes de la estación de tren de Ferrol. KIKO DELGADO (EFE)
Unos pasajeros en los andenes de la estación de tren de Ferrol. KIKO DELGADO (EFE)

 

Se trata, señala un especialista, de convoyes 730, un tipo de máquina concentrada en Galicia porque pueden operar tanto en redes electrificadas como en las que no lo están aún, como es el caso de la línea de Lugo, donde los trenes siguen moviéndose con gasoil. El desplazamiento de esos trenes a otras comunidades, especialmente el hecho de que se llevaran cuatro a Asturias, supone una pérdida de capacidad de ofrecer plazas en Galicia.

Hasta que Galicia perdió esos trenes en las últimas semanas, sÍ había demanda de plazas se podía hacer ‘doble composición’, lo que en realidad supone unir dos trenes y duplicar plazas.

Era una capacidad importante, explican, ya que los 730 que siguen operando tienen capacidad para poco más de 200 viajeros. Unir dos trenes suponía poder trasladar a unos 500 y esa opción se ha perdido y no se recuperará si no vuelven a Galicia esos trenes, que aseguran que ahora se han destinado a las conexiones Gijón-Madrid y Gijón-Alicante.

De no volver esos trenes a prestar servicio en Galicia, la situación seguirá siendo delicada para el servicio al menos hasta la primavera de 2023, cuando se espera que estén homologados y puedan empezar a funcionar los nuevos trenes de la serie 106 Avril, uno de los cuales está ahora en pruebas en Galicia.

Ese nuevo tren tiene bastante más capacidad, ya que tiene capacidad para cerca de 600 viajeros. El problema es que en Lugo no podrá operar, al menos de momento, ya que al menos hasta 2024 no estarán completadas las obras de mejora de la vía y de electrificación de la línea, cuestión esencial para que pueda llegar a dar servicio en el corredor lucense.

Por su parte, desde Renfe no se confirma ni desmiente el desvío Asturias de trenes que operaban en la línea de Lugo y solo se explica que "en los últimos meses se han inaugurado nuevos servicios como el Ave a Burgos o la alta velocidad a Extremadura y el parque móvil de Renfe no ha aumentado y sigue siendo el mismo, y a eso se suma el retraso en la entrega por parte de Talgo de la llegada de los nuevos trenes 106".

Además, en cuanto a las plazas habilitadas, Renfe indica que durante el verano la demanda de viajes de Galicia a Madrid ha sido muy elevada y añade que la oferta de trenes que pone en servicio entre Lugo y Madrid "se adapta a la demanda del servicio".

Añade que el cliente también puede "configurar su viaje de la forma más personalizada posible y con mejores precios si se programan con tiempo los viajes".

Pocas alternativas para viajar

Hay días en los que es fácil encontrar billetes de avión a Madrid más baratos que los de tren. El problema es que volar exige ir antes a A Coruña o a Santiago, lo que también supone tiempo o dinero.

Hay demanda de tren porque el servicio, tras los ahorros de tiempo que se han logrado con la apertura de la línea de Ave hasta Ourense, compensa en cuanto a horas de viaje y comodidad. 

En una provincia con pocos servicios e infraestructuras, el autobús sigue siendo la gran alternativa para viajar, al menos desde la capital de la provincia. Sin embargo, para muchos viajeros se trata de un medio menos cómodo y ahora existe otro factor en contra: la situación de la autovía. Tras el derrumbamiento del viaducto de Castro, entre Pedrafita y León, el viaje no solo es más lento, sino que son habituales las retenciones de tráfico.

Todas esas situaciones coinciden con el anuncio de un nuevo cierre de la vía entre Lugo y Monforte, que obligará a que los viajeros del tren hagan ese recorrido en bus. Es para mejorar la línea, pero no deja de causar trastornos.

 

El tirón turístico de la provincia condiciona el servicio ferroviario

Estación de Sarria. EFE
Estación de Sarria. EFE

Los viajes a Galicia en tren se han disparado desde que se puso en servicio el Ave hasta Ourense. Hay interés por el tren y en la elevada demanda están teniendo peso factores nunca antes vistos, como el despegue turístico de la Ribeira Sacra, aseguran conocedores del servicio.

Detallan que este verano hubo tanta demanda de viajes a Monforte, por el creciente despertar turístico de la Ribeira Sacra, que el fenómeno acabó afectando a la disponibilidad de plazas para viajar a otros destinos demandados, como Sarria o Lugo.

Sarria —a la que, por cierto, en la megafonía de los trenes se siguen refiriendo como Sarriá— tiene un efecto llamado por ser el punto que muchos peregrinos eligen como punto de partida del Camino Francés.

El fenómeno del Camino viene ya de lejos y muchos peregrinos han usado tradicionalmente el tren para llegar a la localidad. Este verano, dicen en ámbitos ferroviarios, conseguir plaza no ha sido siempre cosa fácil.

Y la oferta, apuntan, tampoco habría estado a la altura de la demanda de viajes a la propia capital provincial, que también ha multiplicado su peso turístico en los últimos años y que, además, es el punto de llegada para muchos de los viajeros que se dirigen a otros puntos de la provincia.

Dado que A Mariña no tiene conexión directa por tren, explican técnicos ferroviarios, son cada vez más los viajeros que eligen el tren para llegar a Lugo y luego ya enlazan con las poblaciones de destino por otros medios, como el autobús, señalan a modo de ejemplo.

Y ese tirón del tren se vive a pesar de que la oferta de conexiones con Lugo sigue siendo limitadísima y, encima, muchas veces está marcada por la precariedad.

Un representante del sindicato CGT destaca, por ejemplo, que no hay ya casi ninguna conexión con León y detalla que el tren que sí hace ese servicio lleva cerca de dos semanas siendo ejemplo de mal servicio. "Se ha pasado como doce días sin interventor, de modo que el maquinista se tenía que ir bajando del tren para hacer todas las operaciones necesarias antes de salir de una estación. Eso supone retrasos y tener que estar día a día teniendo que devolver a los viajeros el precio de los billetes", relata el sindicalista.

El caso, relata, es la expresión de un servicio deteriorado y que se ido empobreciendo con el tiempo a pesar de que había demanda. Tiempo atrás, por ejemplo, había un tren exclusivo por León para hacer el servicio hasta Hendaya y la demanda de ese convoy era importante precisamente porque había muchos peregrinos que se dirigían a Lugo para iniciar el Camino.

Empeorar el servicio acaba repercutiendo, por tanto, sobre la economía de la provincia. Ese tren que antes iba a Hendaya, sigue yendo, pero ahora dividido, porque el convoy se separa para que una parte siga hacia la frontera francesa y otra hacia Cataluña, advierte.

Más allá, un experto en el ferrocarril advierte también de las consecuencias de aislamiento que tiene el abandono de la línea a León. En toda la zona de Quiroga hasta León hay una población que se ha visto privada de servicios en una línea que, asegura, "tendría demanda si tuviera trenes".
 

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