J. Ramón Fdez. López: "Vender alcohol a menores no es un buen negocio, por las multas"

La Policía Autonómica es la responsable del control del consumo de alcohol por menores. Su grupo de Menores, compuesto por cinco agentes, se encarga de ello. José Ramón Fernández, jefe operativo y segundo al mando de este cuerpo en Lugo, habla de su labor

Fernández, en su despacho con cartelería sobre alcohol y menores. J. VÁZQUEZ
photo_camera Fernández, en su despacho con cartelería sobre alcohol y menores. J. VÁZQUEZ

Vigilan los locales de hostelería y los que venden alcohol, los botellones y hasta los campos da feira. Son la punta de lanza contra el consumo de alcohol por parte de menores, un fenómeno que consideran que está bastante estabilizado y que Lugo es además muy estacional. Incluso perciben una bajada de las actas abiertas, en buena parte porque cada vez los locales son más conscientes del riesgo que corren si venden a menores. José Ramón Fernández López, jefe operativo de la Policía Autonómica en la provincia, da las claves.

¿Cuáles son sus atribuciones en relación con el consumo de alcohol por menores?
La prevención del consumo en la vía pública y en locales y el control de los establecimientos que se lo venden en toda la provincia.

¿Según sus datos, cómo está evolucionando?
Las actas de infracción van a menos, pero está muy estabilizado.

¿Qué características tiene ese consumo en Lugo?
Está muy vinculado al botellón y a momentos puntuales del año, como el Carnaval o el Arde Lucus o las fiestas de los pueblos. Y en la época de verano, en la costa. El buen tiempo es determinante.

¿Cómo desarrollan su trabajo?
El grupo de Menores, de paisano, se desplaza a cualquier punto y comienza observando si hay consumo en la vía pública. Por lo genrela, si se identifica al menor, se levanta un acta, se le pide un teléfono de sus padres o tutores y se les llama en ese momento, sea a la hora que sea. Se les informa y se les solicita que se presenten para que se hagan cargo de él, porque se entiende que al estar consumiendo alcohol está en una situación de riesgo o desamparo.

¿Cómo suelen reaccionar?
En el 95% de los casos, bien. Se presentan allí, cada uno a su manera. Se nos ha dado algún caso en que no y hemos tenido que trasladar al menor a comisaría hasta que se presente el tutor, aunque se valora en cada caso las circunstancias, hay mucha diferencia entre un niño de 13 o 14 que de un chaval de 17. Pero el acta se la levantas igual. Si vemos que el menor está en mal estado, se avisa al 061, pero casi no se dan esos casos. Y también se da el adulto al que hemos llamado se presente pero que no le parezca bien lo que hacemos, porque tiene su permiso o porque no le parece tan grave. En cualquier caso, se plasma todo en el acta que levantamos. Luego la remitimos a la autoridad competente, bien la Xunta o bien los ayuntamientos, que son los que imponen las sanciones. El consumo de alcohol en menor es una infracción leve, de hasta 600 euros que incluso puede sustituirse por trabajo en beneficio de la comunidad. Pero las sanciones graves son de más de 3.000 euros.

También actúan en las fiestas de los pueblos.
Sí, y en las actuaciones de orquestas. Vamos a los establecimientos en los alrededores y en la actuación a lo mejor a primera hora. Hay que aplicar también el sentido común. Por ejemplo, hemos actuado mucho estos años en la fiesta de A Carballeira y hemos visto que nuestra actuación está siendo eficaz. El último año no tuvimos que levantar ningún acta.

¿Cómo reaccionan los menores?
Su comportamiento es casi siempre muy pacífico y conciliador. Nunca hemos tenido problemas. No es que vean que estamos identificando a uno y echen a correr o cosas así. Les fastidia que llames a los padres, pero no hemos tenido ningún conflicto.

¿Y en el caso del consumo en locales de ocio?
Hacemos muchas actas de venta de alcohol a menores. Vamos a establecimientos comerciales y bares para controlar. Lo primero que miramos es si tienen la cartelería obligatoria visible. En Lugo, a base de campañas, hemos conseguido que esa cartelería esté en la mayor parte de los sitios. Y luego comprobamos que no haya ningún menor consumiendo. La verdad es que hay muy pocos locales reincidentes. Puede haber alguna reincidencia en establecimientos de 24 horas, pero en pubs y cafeterías es raro. Vender alcohol a menores no es buen negocio, porque lo que puedes ganar no compensa las sanciones.

¿El responsable es siempre el dueño del local?
Es responsable el mayor de edad que le haya facilitado el alcohol al menor. Puede ser el dueño del local, pero si por ejemplo recurren a un chaval mayor de edad para que les pida la copa o les compre las botellas de botellón, el responsable es él. Le levantamos el acta al adulto y la sanción puede ser de hasta 3.000 euros.

¿Cuál es el mapa del botellón en Lugo?
El único punto negro del botellón en Lugo es el Parque. Hace años también la muralla y la zona de la catedral, pero ahora no. Puede que en alguna plaza haya cuatro o cinco bebiendo, pero eso no es botellón. Lo que pasa es que en Lugo la climatología condiciona muchísimo, si llueve la gente no sale, aquí durante el invierno se reduce a la mínima expresión. Y en la costa se ve bastante en el verano, pero hasta en ese caso lo importan más los que vienen de fuera, de lugares como Madrid, porque están más acostumbrados y cuando llegan a aquí de vacaciones les parece lo más normal. Pero es un botellón diferente, más ligado a la playa y menos de grandes concentraciones.

 
Los datos tanto del juzgado de Menores como de la Fiscalía de Menores de Lugo reflejan que en los últimos años se ha producido un aumento imparable del consumo de hachís entre los menores, una circunstancia que suele estar presente en muchos de los casos que pasan por estos dos organismos. A veces como problema principal, pero casi siempre como problema asociado.

Unos datos que, además, son corroborados por los fríos números: los expedientes abiertos contra menores por consumo de drogas en lugares públicos no dejan de aumentar año tras año, según reflejan las estadísticas recopiladas por el servicio de comunicación de la Subdelegación del Gobierno.

Mientras que son los diferentes cuerpos de seguridad los que levantan las denuncias, es la Subdelegación la que incoa los expedientes sancionadores. En términos globales, en el 2017 se iniciaron 45 expedientes de este tipo, por los 36 del año anterior, los 31 de 2015 o los 17 de 2014. Es decir, en cuatro años se han incrementado en más del doble.

POR EDADES. La cifras también reflejan una evolución clara por edades en las denuncias, disparándose el consumo a partir de los 14 años (antes de esta edad, los expedientes se trasladan a la Fiscalía de Menores). Así, mientras que en los años referidos solo se abrió un expediente por periodo a chavales de 14 años (en 2016, incluso, ninguno), las actas se multiplican según va avanzando la edad. En 2017, por ejemplo, hubo ocho denuncias a menores de 15 años, 13 a los de 16 y 23 a los de 17.

Según estos mismos datos, la mayoría de las actas se deben al consumo o tenencia de hachís o marihuana, pero también hay casos aislados en los que los menores estaban consumiendo cocaína o MDMA, también conocido como éxtasis y una de las drogas químicas más populares, baratas y accesibles.

Hay que recordar que desde la ley de seguridad ciudadana de 2015 se considera infracción grave el consumo o tenencia de drogas, aunque no estén destinadas al tráfico, en lugares públicos. Las sanciones para este tipo de infracciones van de los 601 a los 30.000 euros.

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