Los vendedores del mercadillo rechazan que se les reubique al lado del Auditorio

Los ambulantes piden más presencia policial ante la existencia de puestos que no cuentan con las licencias requeridas
Clientes en el mercadillo de Frigsa, el viernes. SABELA FREIRE
photo_camera Clientes en el mercadillo de Frigsa, el viernes. SABELA FREIRE

El verano y los días soleados animan a los lucenses a acudir al mercadillo de Frigsa, que tiene lugar los martes y viernes. A pesar de que el tránsito aumenta las ventas no suben y esto no es lo único que preocupa a los dueños de los puestos ambulantes. El futuro emplazamiento, situado en la explanada del Auditorio, y la competencia desleal de negocios sin licencia ponen entre la espada y la pared a los lucenses que viven de esta actividad económica.

La nueva localización se oficializará entre los meses de septiembre y octubre, según confirma la edil de participación, Cristina López. La decisión preocupa a los vendedores, que aseguran haberse puesto de acuerdo para no dejar los puestos que tienen asignados: "La gente está acostumbrada a la distribución del mercado. Como nos muevan al Auditorio nos matan", se lamenta Nicolae Vlaico, gerente de uno de los puestos del mercadillo.

"Varios negocios nos hemos puesto de acuerdo para no abandonar los puestos en caso de que nos muevan al Auditorio", afirma Nicolae Vlaico, vendedor ambulante

El Concello, por su parte, defiende que el cambio de ubicación no afectará a los negocios que cuenten con las licencias y "permitirá empregar a zona na que se sitúa o mercado na actualidade como aparcadoiro para facilitar as visitas dos consumidores".

A pesar de que el mercadillo cobra vida en verano gracias al buen tiempo, no se traduce en un incremento de la facturación: "Con la pandemia las ventas bajaron muchísimo, la gente viene y gasta menos que antes", comenta Antonio León, dueño de uno de los puestos de Frigsa. Además, "la gente tiene miedo al covid", haciendo que la actividad en el mercado disminuya notoriamente.

Dos agentes de la Policía Local desalojaron este viernes  varios puestos cercanos a la Biblioteca Municipal. Ninguno de los ambulantes desocupados contaba con las licencias necesarias para comercializar en el mercadillo.

Según Antonio León "con la pandemia las ventas bajaron muchísimo"

Su presencia es constante "aunque no siempre son los mismos", aseguró a este diario uno de los agentes. Generalmente este tipo de vendedores hacen oídos sordos y recolocan la mercancía una vez que la policía abandona el lugar.

Los comerciantes ven insuficiente la presencia policial. "Estaría bien que pusieran una patrulla fija los martes y los viernes para evitar la competencia desleal", apunta Aida García Fernández, encargada de Frutas Aida.

Aurora Núñez, clienta asidua del mercado, no compra en los alrededores de la biblioteca ya que sabe que no tienen licencia. "Siempre miro por la misma zona, busco prendas en buen estado y con la etiqueta puesta", explica.

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