Vecinos de O Vilar se van de casa al no poder conciliar el sueño por la maderera de Nadela

Los demandantes aclaran que no quieren que la empresa cese su producción, sino que cumplía con la legislación

Una de las afectadas, Concha Carballés, ante la madera de Nadela. J.VÁZQUEZ
photo_camera Una de las afectadas, Concha Carballés, ante la madera de Nadela. J.VÁZQUEZ

«Queremos que funcione a fábrica, que dea traballo, máis nestes tempos, pero que o faga causando as menores molestias posibles aos veciños», afirma una portavoz de los afectados, Concha Carballés.

Esta lucense que lleva nueve años viviendo en O Vilar asegura que hay vecinos, sobre todo en verano, que «marchan da casa porque non poden durmir», debido a los ruidos que genera la actividad nocturna de la maderera de Nadela. En agosto esta para.

Concha Carballés aclara que el trato por parte de la dirección de la empresa es «cordial» y que les asegura que «o vai solucionar», pero precisa que la factoría «leva funcionando máis de tres anos e segue habendo ruidos». «Todas
son promesas que se leva o vento», añade.

Esta portavoz vecinal critica también «a pasividade das administracións» ante este problema. «Non nos dan resposta ás nosas demandas. Fan deixadez de funcións porque non fan que se cumpra a normativa medioambiental», dice.

Recuerda que la fábrica de Nadela reanudó la actividad con los nuevos propietarios a mediados de 2014 y que la Xunta de Galicia, según figura en los documentos oficiales de que disponen, no le concedió la preceptiva autorización ambiental integrada (AAI) hasta diciembre de 2016.

Tampoco entiende que la administración autonómica asuma una medición, hecha por un organismo de control autorizado, que certifica que se cumplían los parámetros cuando la actividad de la planta estaba «a un 73,8%», no al cien por cien.

Aunque la batería de escritos a Xunta y Concello ha sido en los últimos tres años, Concha Carballés explica que a finales de 2013 ya dirigieron uno al Ayuntamiento, con más de 50 firmas, en el que solicitaba que se controlase el nivel de ruidos y gases de la planta antes de que retomase la producción con los nuevos dueños.