El estreno del nuevo modelo de movilidad de Lugo dejó no pocas anécdotas y también opiniones contrapuestas.
Entre los que aplaudían el cambio estaba un padre que este martes se vio atrapado en un atasco cuando llevaba a su hijo al colegio y que, pese a la retención sufrida, decía que daba por buenos todos los inconvenientes si los cambios sirven para revalorizar la ciudad. Estaba convencido de que se logrará.
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El "vale la pena" que daba como sentencia ese padre se podría contrastar con el "lío" del que se quejaba otro lucense, que de repente se ha visto condenado a dar más vueltas para hacer su recorrido diario. Se trata de un vecino de la Praza de Bretaña, que cada día salía de la ciudad para ir a su trabajo bajando por la calle Galicia para coger Ramón Ferreiro y salir de Lugo. Ahora debe dar una vuelta por Hermanitas y Catasol.
Hubo, en tanto, quien se apostó a ver el caos como un espectáculo. Este martes no se iba a ver obras, se iba a ver el deambular perdido de coches. Y hubo quien, yendo a pie, preguntaba qué grave suceso había ocurrido para que la ciudad pareciera estar del revés.