El vandalismo complica el esfuerzo de A Tinería por tener vida diurna

Los vecinos ven en el botellón una amenaza para la limpieza e imagen del casco histórico dado el aumento de pintadas y de basura


 

photo_camera Barrio de A Tinería. ARCHIVO

Tranquilidad por el día y vandalismo por la noche, así describen vecinos y comerciantes las dos caras de A Tinería. La estampa es llamativa: por la tarde de un día entre semana apenas se divisan transeúntes en la calle Miño; el escenario cambia si se visita la misma vía una noche de fin de semana, cuando el ocio nocturno da vida a un barrio que por el día languidece.

Las persianas de los negocios se recogen pero la fiesta continúa con los, ahora asiduos, botellones en el casco viejo. Los vecinos denuncian un aumento de pintadas desde que se celebran estas fiestas ilegales, actos vandálicos que deslucen las tareas de rehabilitación iniciadas por la Xunta de Galicia en 2001. Desde entonces han sido remodelados 40 edificios, con 96 viviendas y 23 locales.

José Luis Fernández Díaz, dueño de La Misión, tiene un bote de pintura en su bar «por si acaso». No le pintan la fachada desde el año pasado, pero "no se sabe cuando te va a aparecer un grafiti"». No es tan fácil para los arrendatarios de la Xunta de Galicia, ellos deben esperar a que la administración limpie, de nuevo, los muros de sus viviendas.

Las pintadas no son la única preocupación de los residentes: botellas, olor a orina y peleas puntuales son algunos de los resultados de los botellones dentro de la muralla. Propietarios y comerciantes no solo ponen el foco en las fiestas ilegales, también en la falta de civismo por parte de algunos vecinos y hosteleros.

Comerciantes y empresarios señalan la falta de espíritu vecinal como freno para la completa dinamización del barrio lucense

El taller de moda Sara Lage está situado en la Rúa da Tinería. A las siete de la tarde se colocan dos contenedores frente a la tienda, pero Lidiana Castiñeira, empleada del local, ve a menudo como algunos vecinos bajan la basura a primera hora de la mañana: "Es un tema estético, pero también sanitario". La basura y las pintadas son la cara más amarga del barrio en rehabilitación. Vecinos y empresarios ven en el aumento de presencia policial la vía de escape ante el incivismo de algunos.

Juan Fernández, propietario de la vinoteca Casa da Auga, está cansado. Abrió las puertas de su negocio en 2004 y dieciséis años después no lo volvería a hacer: "A Tinería es un barrio de futuro y abierto al turismo, pero la rehabilitación va muy lenta". Su preocupación también la comparte Isabel Lozano, presidenta de la asociación de comerciantes y empresarios de A Tinería Itíneris: "No somos una zona de paso", considera, "tenemos potencial para aunar a gente joven, dinámica y emprendedora".

La próxima gran actuación anunciada por la Xunta es la de la Casa da Torre y el Pazo de Doña Urraca, reformas que, piensa Lozano, mejorarán la circulación y la vida de la zona. El barrio "enamoró" a esta emprendedora que lleva siete años intentando alquilar uno de los pisos de la administración, pero "la burocracia lo pone muy difícil".

Desde Itíneris ven el turismo como una oportunidad para aumentar la afluencia en la calle Miño. La asociación exige a la Xunta que el Camino Primitivo retome su ruta original y pase por la zona. Por el momento no ha sido escuchada.

La asociación también lamenta la imposibilidad de organizar ahora, por el covid, iniciativas como "Tardeo na Tinería". El año pasado este programa cultural permitía a los vecinos de la capital disfrutar de conciertos, visitas guiadas y obradoiros gratuitos en el barrio.

La prostitución sigue siendo una realidad
A Tinería, conocida también por ser el antiguo barrio chino, sigue viviendo en sus calles la prostitución.
Sin molestias
Comerciantes de la zona apuntan a que esta no es la principal problemática del barrio y que "las chicas no dan ningún problema" más allá del impacto que puedan causar a los visitantes.
Estacionalidad
En el pasado A Tinería era conocida por la gran afluencia de trabajadoras sexuales. Actualmente su presencia en la zona «depende mucho de la época». La mayoría solo tabaja de día y se sitúan en la zona de O Carme.