"¡Vamos a ganar a Brasil en la final!"

Marroquíes residentes en Lugo siguieron con emoción el partido entre su selección y la española

Aficionados marroquíes siguiendo el partido en la barbería Rif de A Milagrosa. XESÚS PONTE
photo_camera Aficionados marroquíes siguiendo el partido en la barbería Rif de A Milagrosa. XESÚS PONTE

Era fácil este martes en A Milagrosa sentir la adrenalina de los múltiples aficionados marroquíes que se congregaban alrededor de cualquier televisión para observar el duelo entre los jugadores de su país de nacimiento y los de este en el que ahora residen.

"Tengo el corazón dividido", confesaba Hicham, de 38 años, sin apartar los ojos de la pantalla. "Es que lleva 18 años en Lugo, tiene dos casas", explicaba su compañero Mohammed (Nador, 32 años), dueño de la barbería Rif, donde se habían reunido varios compatriotas para ver el partido de octavos de final del Mundial.

Aficionados marroquíes siguiendo el partido en el bar Isa, en A Milagrosa. XESÚS PONTE
Aficionados marroquíes siguiendo el partido en el bar Isa, en A Milagrosa. XESÚS PONTE

La población marroquí es el segundo grupo foráneo con mayor presencia en Lugo, con un total de 2.221 vecinos censados, según datos del Instituto Nacional de Estadística (Ine). Su representación es especialmente notable en A Milagrosa, donde muchos reconocen llevar lustros afincados, como es el caso de Hicham o de Sadiki (Marrakech, 42 años), que lleva dos décadas en la ciudad.

"Me encanta Lugo, pero siento que hoy toda mi energía está con Marruecos", apuntaba este panadero marraquechí frente a uno de los televisores del bar Isa, desde el que seguía el partido junto a un grupo de amigos. "Me gustaría que pasáramos a la final y jugáramos contra Brasil", relataba animado en el minuto 70, y vaticinaba: "Vamos a ir a penaltis y vamos a ganar".

Con él coincidían numerosos aficionados. "Yo ya me estoy preparando para ver la final contra Brasil, va a ser la mejor de la historia", insistía Isam, de 32 años, natural de Casablanca.

En la barbería de Mohammed, minutos antes de la prórroga, Noureddine, oriundo de Beni Melal, se movía inquieto en el sofá. "Llevo ocho años en España, hay muy buenos futbolistas, pero quiero que gane Marruecos", admitía sin reparos.

Mohammed, en cambio, gritaba a cada rato, orgulloso: "¡Yo voy con España!" Sin embargo, la verdad asomó en los penaltis, cuando, frente a las pantallas no había corazones divididos ni nadie que se atreviera a disimular su deseo de que Marruecos ganara. Con el gol final se terminó el suspense y llegaron los gritos de alegría. "¡Vamos a por Brasil!", concluía, feliz, Sadiki.

Aficionados marroquíes siguiendo el partido en el bar Isa de A Milagrosa. XESÚS PONTE
Aficionados marroquíes siguiendo el partido en el bar Isa de A Milagrosa. XESÚS PONTE

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