El valor de la constancia

Yobania Barro, madre de familia numerosa, se ha graduado con matrícula de honor en BAC tras lograr una nota media de 9,56. Tras abandonar los estudios hace 15 años, aprovechó esta segunda oportunidad para labrarse un futuro

Yobania Barro muestra parte de los apuntes del curso.VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera Yobania Barro muestra parte de los apuntes del curso. VICTORIA RODRÍGUEZ

TODO EL MUNDO se merece una, dos, tres o las oportunidades que hagan falta para alcanzar un objetivo. No importa las veces que se tropiece, porque eso es parte del juego, sino la forma de reaccionar ante la adversidad. Ya sea en un recinto deportivo, en un laboratorio de investigación o entre las cuatro paredes de un aula, las personas que buscan dar un paso hacia adelante representan la mejor vertiente de la sociedad.

La lucense Yobania​ Barro acaba de graduarse en bachillerato con una nota media de 9,56. A sus 33 años, esta madre de tres niñas con edades comprendidas entre los 7 y los 13 ha alcanzado la matrícula de honor en la rama de Humanidades tras retomar la actividad académica después de un parón de 18 años.

La ya exalumna del Centro Público de Atención Continua de Adultos (Epapu) de Albeiros dejó los estudios cuando cumplió 15 años y se dedicó en cuerpo y alma a criar a su prole y atender el negocio familiar de hostelería, un sector que nunca fue de su elección, cuenta la propia Yobania.

Gracias a las dotes de persuasión de una amiga íntima, en septiembre de 2020 se matriculó en cuarto curso de la Educación Secundaria para Adultos (Esa), un grado al que tuvo que añadir la asignatura de ámbito tecnológico pendiente todavía de tercero. El inicio ya fue prometedor al lograr aprobar con excelentes calificaciones.

Yobania Barro se puso al día rápidamente en varias asignaturas gracias a los tutoriales de YouTube y al apoyo de sus profesores

"Cuando me di cuenta, la Esa había acabado y había conseguido mi objetivo, pero se me quedó corto, y por eso me animé a seguir", explica esta madre de familia numerosa.

Así las cosas, Yobania encaminó sus pasos hacia el siguiente objetivo académico. Se matriculó en bachillerato. Y como no hay meta fácil, comenzó con la segunda evaluación a punto de acabar.

APOYOS. Sus ganas por aprender la mantuvieron en la brecha. Se apoyó en sus profesores, y al tener que conjugar su trabajo a tiempo completo como madre y su faceta de estudiante, no le quedó otro remedio que aprovechar cuando su familia dormía para recuperar el tiempo perdido. Las largas noches de estudio se convirtieron en sus mejores aliadas para afrontar esta exigente experiencia educativa.

Barro explica que gracias a los tutoriales de YouTube hizo acopio de conocimientos en un corto periodo de tiempo de asignaturas que nunca habían sido de su devoción como Historia.

"Gracias al apoyo de mis profesores, que me veían capacitada, pude ponerme al mismo nivel que mis compañeros", dice la protagonista de esta historia de superación y arrojo personal.

Así, el pasado mes de mayo recogió su certificado que acredita su matrícula de honor en BAC.

compañeros. Sus habilidades crecieron de forma tan súbita que los propios compañeros solicitaron su ayuda para superar el curso. Con muchas horas de videollamadas y grandes dosis de esfuerzo compartido, hizo que la amiga que la había convencido para que completase su educación también lograse una matrícula de honor, y junto a dos colegas de pupitre más, se presentarán a las pruebas de Abau, pese a que la intención de Yobania Barro es realizar un ciclo de FP, aunque aún tiene por decidir su siguiente paso.

El camino del aprendizaje
Yobania Barro conoce perfectamente los resultados que van parejos a las segundas oportunidades. Cuenta que nunca es tarde para formarse y ampliar los conocimientos. Quiere que su ejemplo pueda servir para más personas que todavía dudan, bien por sus condicionantes familiares o por su temor de si serán capaces de adaptarse a la nueva situación como estudiante. "Si dijera que fue pan comido, mentiría; todos sabemos que cuando uno se propone hacer algo, para que el resultado sea bueno, todo requiere sacrificio, fuerza de voluntad, actitud y ganas", argumenta Yoana Barro.

Dos caras de la balanza
Esta recién graduada en BAC, asegura que toda persona que posea las cualidades citadas anteriormente, junto con una buena organización del tiempo, es posible que iguale el logro académico de una persona que nunca se rindió.

Su mayor admirador
Todas las historias de superación cuentan con un telón de fondo, que únicamente algunas personas son capaces de percibir. Yobania cuenta con el apoyo incondicional de su familia. Así, su suegro se ha convertido en su mayor admirador. "Es una persona mayor, que siempre me ha apoyado", admite. Yobania explica que el padre de su marido reserva un espacio de las copias de todas sus calificaciones en el interior de la caja destinada a las medicinas "para enseñárselas a todas las visitas", sonríe.

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