Se va uno de los clásicos de Lugo

El Kiosko, uno de los establecimientos de venta de prensa más frecuentados de Lugo, echa el cierre al jubilarse su responsable
2020070411474016269
photo_camera María Vázquez Expósito, en su quiosco de la Rúa do Teatro. XESÚS PONTE
María Vázquez Expósito echará este sábado el cierre al quiosco que regentó durante un cuarto de siglo en la Rúa do Teatro, uno de los pocos que todavía permanecían abiertos en el centro de Lugo.

Esta antigua dependienta de ropa y perfumería nunca se imaginó que, veinticinco años atrás, se haría cargo del quiosco, muy próximo a Santo Domingo y en el que recibió, en dos ocasiones, al mismísimo presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, con quien se hizo fotos, además de otras caras conocidas de paso por Lugo, como los periodistas Fernando Ónega, José María Carrascal o Jenaro Castro.

"Cogí el quiosco hace veinticinco años porque, una vez que llegas a una edad, intentas emprender y no seguir de dependienta en un sitio u otro. Y la verdad es que no me arrepiento, me fue muy bien. Tuve una clientela muy buena. Al principio, me costaba decidirme pero unos amigos me empujaron y ahí estuve. Para mí, este era un negocio totalmente desconocido, ¡con decirte que no sabía ni lo que era una devolución...! Pero pensé que era un negocio que podría dar dinero y lo dio", comenta María.

Aunque no es habitual que los quioscos tengan nombre, ella se lo puso y no se paró mucho en pensar: El Kiosko, le llamó. Regentar un negocio de este tipo supone muchas horas de trabajo, incluidos domingos y festivos.

"El horario era de siete de la mañana a dos de la tarde y de cuatro y media a ocho y media. En verano, llegué a cerrar incluso a las diez. Las diez horas diarias no hay quien te las quite", dice.

Pese a estar rodeada de periódicos y revistas, María confiesa que nunca tuvo mucho tiempo a leer. "El goteo de clientes era constante y poco tiempo te dejan entre unos y otros, así que nunca me dio por ahí", afirma.

De toda la prensa que tenía, lo que más se vendió siempre fueron las revistas del corazón, seguidas de los diarios de información general. El Kiosko también ofrecía golosinas y frutos secos, un tipo de productos cuya venta fue a menos en los últimos años.

María cierra porque se jubila. Hoy será su último día en El Kiosko y, en principio, el negocio no tendrá continuidad.

"Me da pena, sobre todo por la gente que conocí y que voy a dejar de ver tan a menudo. Al final, haces amigos", dice.