El uso de gel y guantes para poder comprar

Gadis aplicó el lunes esta medida, en tanto que los bancos marcan distancia y el reparto evita la firma con el dedo en pantalla
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photo_camera Supermercado en la Avenida de Ramón Ferreiro. AIDA SOENGAS

La cadena de supermercados Gadis sorprendía este lunes a sus clientes con una medida preventiva muy necesaria: la obligatoriedad de que todos sus clientes se lavasen las manos con un gel hidroalcohólico y se pusiesen unos guantes de plástico como los de la fruta antes de acceder a la tienda para comprar.

El objetivo de esta medida no era otro más que un intento a mayores de frenar la expansión del coronavirus, al que se sumaba la desinfección de las cestas de la compra además de la zona de cajas, que se venía haciendo ya en los últimos días.

Esta nueva medida preventiva fue tomada con desigual aceptación por parte de la clientela. De hecho, algunos compradores no aceptaron de buen grado tener que lavarse las manos y ponerse guantes antes de entrar en la tienda, aunque con ello evitasen tanto el contagiarse con el virus como el hecho de contribuir a expandir este tipo de epidemia.

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BANCOS. Los supermercados no fueron los únicos en incorporar cambios en su relación con los clientes. En las oficinas de Abanca, estaba delimitada en el suelo una distancia mínima de seguridad entre el cliente y el empleado que, en algunos casos, llegaba a ser incluso de tres metros.

También se limitaba el aforo, en las oficinas más pequeñas, a tan solo dos personas dentro del local en cuestión.

REPARTO. Los intentos de frenar el virus también llegaron hasta los repartidores. Este lunes, algunos de estos trabajadores llevaban guantes y agarraban los paquetes por una esquina evitando el contacto. "Este paquete pasó por muchas manos y puede traer el coronavirus. Toda protección es poca. De ahí, que tengamos el guante aunque tampoco es muy seguro porque este puede contribuir a la expansión del virus si tocas cosas con él", afirmaba un repartidor.

Además del mínimo contacto, alguno de estos trabajadores evitaba que el cliente firmase en la pantalla la recepción del pedido con el fin de impedir que esta sea tocada por una persona ajena y, por lo tanto, se facilite una posible propagación del coronavirus.