"Unir la investigación científica a la aplicación práctica es la mayor tontería del mundo"

Encabeza el grupo más relevante de investigadores de la USC , Farmatox, y un estudio de la Universidad de Stanford lo sitúa como el científico del campus Terra más citado, lo que supone estar entre el 2% de los más aludidos del mundo. Luis Miguel Botana, como en casi todo, tiene otra forma de verlo: en investigación, casi nada es lo que parece.
Luis Miguel Botana. ADRA PALLÓN
photo_camera Luis Miguel Botana. ADRA PALLÓN

Está usted entre el 2% de los científicos más citados del mundo, según el ránking de la Universidad de Stanford y la empresa Elsevier. ¿Qué tal sienta?

Es una estadística exagerada. Por desgracia, no tiene mucho mérito. Las citas en este negocio están muy condicionadas por el tema en el que se trabaje. Nosotros, por ejemplo, trabajamos con toxinas marinas, que son un nicho muy pequeño, pero mis artículos más citados no son sobre toxinas marinas, sino sobre linfocitos humanos. Objetivamente hablando, en toxinas marinas nuestro grupo es de los más conocidos a nivel mundial, pero nuestros trabajos sobre toxinas marinas no son muy citados porque las investigaciones en ese campo no son muchas. Nuestros artículos más citados tienen que ver con patología humana, farmacología, inmunología... todo relacionado con cosas humanas, no con toxinas marinas. Yo sé lo que estamos haciendo y el reconocimiento que tiene nuestro trabajo, y la verdad es que es incluso un poco frustrante. Dicen: «Estás entre el 2% más citado del mundo». Sí, pero incluye a todos los científicos, incluidos doctorandos que acaban de salir al mercado laboral. Mi trabajo más citado es uno de autofagia que firmamos 2.600 personas.

En cualquier caso, este reconocimiento no deja de ser otro en una carrera de investigación que ya llevaba muy buena línea. ¿Quién tiene más patentes en el campus de Lugo, por ejemplo?

No solo en Lugo, en la universidad hay poca gente con tantas patentes. No estoy aquí por casualidad, está claro, no estamos entre el 2% por la cara, hay un montón de años de trabajo detrás. Y nuestro grupo es bastante exitoso. Pero hay que relativizarlo todo, porque eso suena a más de lo que es. ¿Somos de los mejores grupos de investigación del mundo? No, pero en el ámbito farmacológico de toxinas marinas estamos entre los cinco primeros seguro, aunque es un nicho muy pequeño.

¿Este tipo de reconocimientos, sirven para algo a la hora de recibir más apoyos, más financiación para sus investigaciones?

Para nada, vivimos en el deprimente mundo de la ciencia en España, que es lo más triste que hay. Ahora mismo la situación de la ciencia en España es terrible. Es una pena que los políticos nunca hayan entendido la importancia que tiene invertir en ciencia, porque es la inversión más rentable que hay: cada euro invertido genera un retorno de cien.

He leído hace poco una frase suya: "Los países que invierten en ciencia no lo hacen porque son ricos, sino que son ricos porque invierten en ciencia". ¿Esto es lo que no acabamos de entender en España?

Exacto, no lo entienden. Ni siquiera cuando tuvimos los momentos de bonanza económica se decidió apostar por convertir a España en un país tecnológico y de investigación. Y eso que España es buenísima en esto, nuestro investigadores que trabajan fuera están muy bien valorados, pero es que se han tenido que ir porque los hemos expulsado, porque tienen que comer. Es deprimente. Nosotros gastamos el dinero en formarlos y otros lo aprovechan.

Una de las muchas cosas que dimos por sentando en esta pandemia de la que íbamos a salir mejores es que la gente ha entendido la importancia de la ciencia y la investigación. ¿Cree que será así, que se invertirán más fondos ahora?

Soy pesimista, el dinero no va a ir a la ciencia. Una cosa es que se venda como ciencia, pero no lo es. Desde hace tiempo hay una tendencia convertir la investigación en I+D+i (investigación, desarrollo e innovación), lo que quiere decir es que los grupos de investigación tienen que ir asociados a empresas, tienen que ser proyectos de aplicación práctica. Yo siempre digo que eso es la mayor tontería del mundo, porque no existe ciencia práctica o ciencia teórica. Muchas veces los empresarios dicen que la universidad vive de espaldas a la industria, y yo digo que no es cierto; lo que pasa es que ellos hablan de investigación sin saber qué es, porque la mayoría de los avances científicos que generaron muchísimo dinero nunca se plantearon como un desarrollo de algo práctico: era ciencia, y luego se vio la utilidad que tenía. La investigación de la mano de una industria tiene un perfil muy bajo, un recorrido muy corto. Esa es la visión limitadísima que hay aquí.

¿No ha tenido nunca la tentación de pasarse al lado oscuro, de aprovechar empresarialmente una de sus patentes?

Si yo descubriese algo con lo que me pudiera hacer rico, ten por seguro que dejaba la universidad al día siguiente. En nuestro ámbito, los grandes recorridos suelen ser de patentes de medicamentos, pero desde la universidad se cuentan con los dedos éxitos de patentes de medicamentos que haya comprado una empresa. Piensa que un proyecto de investigación tipo son 50.000 euros al año, mientras que una empresa farmacéutica invierte mil millones solo para desarrollar un medicamento. Es otra liga, no hay nada que hacer.

Con su currículum, seguro que tendría inversores.

Esa es otra, es que el modelo de inversión en España tampoco vale, no estamos desarrollados en nada. En otros países hay empresas que invierten y financian investigaciones durante nueve años o diez hasta desarrollar un producto, lo que aquí es impensable. Quizás porque tampoco está montado el sistema fiscal para que una empresa vea justificada la inversión.

¿Por qué, siendo tan pesimista, sigue usted en Lugo y en España, cuando seguro que habrá tenido ofertas para irse fuera?

Las tuve. Cuando estuve en Baltimore me ofrecieron quedarme, pero llega un momento en que tienes que decidir cómo quieres que sea tu vida, vivir en EE.UU. o aquí. Yo opté por venirme y no me arrepiento, la investigación me gusta y es un campo muy chulo. Pero cuando hablo con mis colegas de otros países me doy cuenta de que estamos en otra liga, estamos en Tercera B.

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