Una testigo de la Carioca asegura que un guardia le prometió regularizarla

Afirma que le dio un documento en el que ponía que era testigo protegida, pero que nunca le consiguió los papeles legales

Una mujer de origen brasileño que trabajó como prostituta en varios de los burdeles relacionados con la operación Carioca ratificó ayer en el juzgado su testimonio previo, en el que había implicado a un guardia civil que supuestamente le había prometido regularizar su situación en el país a cambio de mantener relaciones. No obstante, reconoció que al final ni se legalizó su situación ni mantuvo relaciones sexuales con él.

La testigo, a la que le fue otorgada la condición de protegida para su declaración de ayer, había testificado anteriormente ante los investigadores en el cuartel de la Guardia Civil de Luarca, en junio de 2014. La prueba preconstituida organizada ayer por la jueza Pilar de Lara sirvió para ratificar dicha declaración, en previsión de que la mujer no pueda declarar o no esté localizable cuando se celebre la vista oral. A la misma acudieron una veintena de abogados, entre defensas y acusaciones, y una representante del ministerio fiscal.

Protegida por un biombo, la mujer explicó cómo entró en Europa vía Portugal para ejercer la prostitución y su recorrido por varios locales de España hasta llegar a Lugo, donde trabajó en el Carús de Ribadeo y en el Queens y La Colina, los dos burdeles que dirigía el principal imputado en la Carioca, José Manuel García Adán.

En Lugo conoció al cabo de la Guardia Civil que fue encarcelado durante la investigación de este caso, con el que entabló una relación y que incluso le llegó facilitar un documento en el que se la reconocía como testigo protegida, aunque sin validez oficial. De hecho, dijo, nunca le interrogó por ningún asunto, y solo le pidió que testificara contra un proxeneta por una paliza que le había dado a su pareja, pero no pudo hacerlo porque no la presenció, aunque sí había oído que se produjo.

En estas circunstancias, también conoció al jefe directo del cabo, otro guardia civil que figura como imputado y que solía frecuentar los burdeles.
Esta brasileña afirmó que el guardia civil le había prometido que le iba a conseguir los permisos de trabajo y residencia, y que incluso la acompañó en una ocasión a la oficina de Extranjería de la Policía Nacional en Lugo. Pero esos papeles nunca llegaron.

relación. La relación que mantuvo la testigo, mientras estuvo trabajando en Lugo, con el cabo de la Guardia Civil investigado en la Carioca fue muy peculiar, como se desprende de su declaración de ayer. Entre otros detalles que aportó la mujer, explicó que cuando llegó a Lugo el cabo la ayudó a buscar un piso de alquiler y que incluso alguna vez le dejó dinero para pagarlo.
Además, en muchas ocasiones iba a visitarla a casa o a buscarla al club, y entonces la dejaban salir con él sin tener que pagar la cantidad estipulada para esas salidas. Pese a todo, insistió, no llegaron a mantener relaciones sexuales completas, más allá de algún tocamiento.

Comentarios