Josefina Andión cree que al menos la mitad de la angustia que ha pasado durante el año eterno en el que se ha sometido al tratamiento de un cáncer de mama se debe a su conflicto con la mutua Asepeyo, que, como autónoma, debe reconocerle la baja y abonársela mensualmente, sin que lo haya hecho en todo este tiempo. "¿Cómo poden deixar desprotexida a unha persoa que non ten unha torcedura, senón un cáncer? Se vivera sola non tería nin para comprar un iogur...", admite.
Josefina, una hostelera que, como tantos otros, notó los efectos de la crisis, tenía una deuda con la Seguridad Social y, el 26 de agosto de 2014, fue a abonar un 30% de la deuda y a solicitar un aplazamiento del 70%, que le fue concedido en ese momento. Poco después le fue hallado un tumor en el pecho y se sometió a una intervención para que se lo extirparan.
Al salir del hospital acudió a su médico de cabecera para pedir el parte de baja, que lógicamente se emitió con una fecha muy anterior. "Leveina ao xestor e, con tal mala sorte, que ninguén nos dimos conta de que a data que aparecía no parte era a mesma na que eu fora a arranxar a débeda coa Seguridade Social", explica.
Quince días después, la mutua aseguradora Asepeyo le comunicaba por carta que no se le reconocía el derecho a cobrar la incapacidad temporal porque, en el momento de iniciarla, tenía una deuda con la Seguridad Social. En ese momento, que llegó en los albores de la quimioterapia, Josefina reconoce que empezó su verdadero calvario. Sin trabajar, no solo no recibía ni un duro, sino que, además, tenía que pagar 400 euros al mes por el seguro de autónomos y la mensualidad de la deuda a la Seguridad Social. "Sempre fun loitadora e valente para o que me afecta a min, pero con esto estaba vomitando no sofá e pensaba: ¿Cómo vou pagar o seguinte recibo", dice.
Contrató a un abogado y reclamaron que se le reconociese que, cuando el médico firmó el parte de baja, ella ya estaba al día de su deuda con la Seguridad Social. El juzgado de lo Social número 3 lo hizo en una sentencia de junio, en la que entiende que "cando se emitiu a baixa a traballadora xa estaba ao corrrente dos pagos".
Pese a todo, no implicó que pagase los importes atrasados o que empezase a hacerlo desde entonces. Asepeyo anunció entonces su intención de recurrir al TSXG. Esperar a la resolución del alto tribunal puede suponer años de espera, con lo que Josefina reclamó al juzgado lucense que requiriese una ejecución provisional de la sentencia. Pedía que la mutua empezara a pagar la prestación de la baja desde el momento en el que se produjo el fallo, esto es, a partir de junio. Aunque la jueza acordó ese requerimiento, la mutua sigue sin pagar.
Josefina ha presentado un nuevo requerimiento recientemente con la esperanza de que, esta vez, se cumpla. "Penso que ésta é unha inxustiza que se teñe que coñecer. Teño 53 anos, levo moitos anos traballados e agora parece que non teño dereito a nada. Tiven que recurrir á miña familia e paseino moi mal. Nunca tiven medo a morrer pero penso neste problema constantemente", admite.
