Dos robos cometidos en menos de 48 horas en Camiño Real han generado, por una parte, inseguridad y, por otra, han vuelto a poner encima de la mesa el deterioro social y urbanístico que presenta un tramo de esta transitada vía, el de los números pares entre las calles Xulia Minguillón y Divina Pastora, en el que hay media docena de edificios abandonados y "dos o tres" pisos en manos de okupas, según fuentes policiales.
El primer robo se registró el pasado viernes a plena luz del día, alrededor de las siete de la tarde. Dos jóvenes le arrebataron el bolso mediante un tirón a una mujer, cuando se encontraba a la altura del cruce de Xulia Minguillón con Camiño Real. La otra sustracción, según la denuncia presentada el lunes en la comisaría de la Policía Nacional, se produjo en la noche del sábado al domingo. El o los amigos de lo ajeno accedieron a un inmueble y se llevaron dos bicicletas, una se encontraba en el portal y la otra en un trastero.
Una de las vecinas aseguró que se siente "insegura" y que tiene "miedo" a raíz de que se produjera este robo porque los ladrones pudieron campar a sus anchas por las zonas comunes de todo el edificio. La comunidad de propietarios ya cambió la cerradura del portal.
UN LADRÓN DE BICIS. Parece que las bicicletas se han convertido en objeto de deseo para los amigos de lo ajeno en los últimos meses. Al menos en la zona de A Milagrosa se han cometido varios hurtos y robos de vehículos de dos ruedas. Se sospecha que se pueda tratar del mismo caco.
En este tramo de Camiño Real con 17 inmuebles, un tercio están vacíos y hay varias viviendas okupadas. Sus moradores, familias con niños pequeños, ya han protagonizado más de un altercado público. Por ese motivo, el presidente de la asociación Veciños da Milagrosa, Valentín Arias, solicitó a finales de diciembre más presencia tanto a la Policía Local, como a la Nacional. "Este é un barrio tranquilo, pero ese é un punto que está xerando protestas veciñais", precisó este portavoz.
Pese a las carencias de servicios que presentan esas viviendas, que llevan años sin electricidad ni agua, en ocasiones se llegan a reunir "10 o 20 personas" y la luz curiosamente aflora. Una vecina explicó que los ha visto saltar del balcón de un edificio al del otro en su parte posterior.
