Un servicio en la decrepitud

Sin calefacción, sin duchas ni vestuarios e incluso sin garaje, las instalaciones de muchos de los cuarteles, a veces de titularidad municipal, dejan mucho que desear

Los dos vagabundos durmiendo en la puerta de cuartel de Guntín. ARCHIVO
photo_camera Los dos vagabundos durmiendo en la puerta de cuartel de Guntín. ARCHIVO

Las quejas por las instalaciones de la Guardia Civil y las dificultades de los agentes que trabajan en algunas de ellas para realizar sus tareas reaparecen regularmente desde hace años. Aunque el Ministerio de Fomento maneja un borrador de reordenación de recursos, no tiene planes específicos para esos edificios y, de hecho, se espera que solo aquellos que reciban nuevos efectivos tras el cierre de otros puestos sean objeto de inversiones.

Por tanto, el plan podría implicar mejoras para cuarteles como el de Vilalba, que tiene unas instalaciones antiguas y deterioradas, con mobiliario obsoleto, una fachada que precisa mejoras y ausencia de calefacción, de forma que, en invierno, se recurre a radiadores eléctricos.

La falta de un plan de mantenimiento regular hace que muchas de las dependencias resulten obsoletas y precarias

Algo parecido ocurre con el de Burela, un cuartel que sufrió mejoras parciales. En las oficinas y garajes que albergan la Guardia Civil de Tráfico sí se hicieron obras, debido a las humedades de una de las fachadas. Esa parte nueva de las instalaciones choca con el estado de las que acogen a los agentes de seguridad ciudadana, donde hay hasta goteras que, en invierno, obligan a hacer una distribución estratégica de cubos para recoger el agua.

En el extremo opuesto se encuentran los cuarteles de Guntín y A Fonsagrada, que también permanecen en mal estado pero que, al tener pocos efectivos cabe la posibilidad de que acaben por cerrar. Ninguna de las dependencias que ocupan los agentes en esos municipios pertenecen en realidad a la Guardia Civil, sino que fueron cedidas en ambos casos.

Quizás el de Guntín se conserve por razones estratégicas. De ser así, podría hacerlo en las mismas instalaciones, que llevan años sin recibir mejoras. No tiene calefacción, ni vestuarios en condiciones y, para hacerse una idea del aspecto exterior, basta tener en cuenta que una pareja de peregrinos pasaron la noche en su puerta de entrada, convencidos de que no serían molestados.

En el de A Fonsagrada no hay ni  garaje, de forma que los vehículos tienen que estacionarse fuera también en invierno, cuando la nieve hace acto de presencia. Los agentes comparten instalaciones con las dependencias de la escuela taller en un inmueble que es propiedad del Ayuntamiento.

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