Un sabor de boca de años y años

Se acabó lo que se daba. Después de un mes, las casetas del pulpo echaron el cierre este martes hasta el próximo San Froilán. Una tradición que, pese a la polémica generada este año con las adjudicaciones de casetas y calderos, se mantiene gracias, en parte, a peñas y familias que todos los sanfroilanes, sin falta, van a comer el pulpo
Una de las comidas de las casetas
photo_camera Una de las comidas de las casetas

SI ALGUNA conclusión se puede sacar de este último San Froilán es que el pulpo no falla y sobrevive a todo tipo de polémicas. Comer el pulpo en las casetas es toda una tradición muy bien asentada entre peñas y familias. Tradición que, en algunos casos, se sostiene durante décadas, dando relevo las nuevas generaciones a los que ya se han ido. Familias, amigos, compañeros de trabajo... gente de Lugo y también de fuera que no fallan, año tras año, haga sol o llueva. Veamos algunos ejemplos.

Los empresarios de la peña O Ceao son algunos de estos comensales que, año tras año, no perdonan un San Froilán sin pulpo en las casetas. Actualmente, son doce. Llegaron a ser más pero varios de ellos -tal como Montouto o Pardo, de Maderas Pardo- ya fallecieron. Ahora quedan, entre otros, su presidente, Olegario Pereira, de Mecanizados Pereira; Eduardo Arias Ferreiro, de Plásticos Arias, o Tonecho, de Castro Parga.

Todos ellos se juntan a comer, desde hace 33 años, cada último miércoles de mes. Por San Froilán, visitan las casetas. Es de obligación. "Hicimos una peña, hace ya 33 años, entre los primeros empresarios que vinimos al polígono de O Ceao. Muchos de nosotros montamos la empresa y construimos también nuestra propia vivienda. Ahora mismo, el único que sigue viviendo allí, de los de la peña, soy yo", cuenta Olegario Pereira.

Aparte de la comida fija del último miércoles de mes, que se celebra en distintos restaurantes, los de la peña O Ceao caen todos los sanfroilanes en las casetas. "Es algo que no falla porque es la tradición. Si nos juntamos todos los últimos miércoles de mes para comer, también nos juntamos todos los años en las casetas del pulpo. Primero, empezamos a hacerlo con la Confederación de Empresarios de Lugo (CEL) y luego ya por nuestra cuenta", explica Olegario Pereira.

FAMILIA. Mercedes Varela -hija de José, uno de los hermanos Varela Villamor- cumplió este martes con una tradición anual: la de visitar el cementerio. Pero días antes también cumplió con otra tradición instaurada en su familia de toda la vida, ya desde que era niña, y Mercedes tiene ahora 65 años. "Recuerdo de siempre, de toda la vida, ir a comer el pulpo a las casetas. Es algo que se convirtió ya en toda una tradición. Imposible no hacerlo año tras año. Ya, de pequeña, íbamos a las casetas, que se colocaban en A Mosqueira. Allí recuerdo cómo las pulpeiras colgaban el pulpo para secarlo y se llenaba de moscas, de ahí el nombre de A Mosqueira. Pero tengo otro recuerdo imborrable de las casetas de aquellos tiempos: que los pulpeiros ponían siempre un tizón ardiendo en la cafetera del café, que era de puchero, por supuesto. Entonces, tendría yo unos 9 años", recuerda Mercedes.

La costumbre se fue afianzando año tras año a lo largo de su vida. Ahora, últimamente, Mercedes se reúne con su madre, una tía y cinco primas. Todas ellas de la rama de los Varela Villamor. "Vengo a las casetas sobre todo porque es una tradición. El pulpo se puede comer el resto del año en cualquier sitio pero es San Froilán y hay que celebrarlo de esta manera, ¡no hay otra!", afirma Mercedes.

VIERNES. Se acabó lo que se daba. Después de un mes, las casetas del pulpo echaron el cierre este martes hasta el próximo San Froilán. Una tradición que, pese a la polémica generada este año con las adjudicaciones de casetas y calderos, se mantiene gracias, en parte, a peñas y familias que todos los sanfroilanes, sin falta, van a comer el pulpo Las casetas son territorio de familias y también de peñas. Otros empresarios que se juntan todo el año para comer, de forma periódica, son Los de los Viernes. Es decir, la peña formada por Jesús Neira Pérez, de la funeraria Fernández; los dos hermanos de Cafés Las Candelas, el gerente de Saneamientos Pipo y los constructores Hipólito Trinidad, José Bouso, José Núñez e Isauro Díaz Mouriz. "Nosotros llevamos ya 35 años juntándonos a comer todos los viernes. Primero, íbamos a cenar. Ahora, con los años, organizamos comidas. Así todo el año, no fallamos. La cita de los viernes es fija y cuando es San Froilán tampoco fallamos. Siempre venimos a las casetas. Lo hacemos por tradición, porque es algo que hicimos toda la vida y también porque es San Froilán", comenta Jesús Neira.

Ellos, como los demás, como muchos o como todos podrían ser "los de Lugo de toda la vida", los que nos fallan al pulpo ni a las casetas. Los que se despedirán con un hasta luego y no con un adiós.