Un particular de Becerreá ofrece una casa con huerta a la familia de Tirimol

Está situada a 15 kilómetros de la capital municipal y acondicionada para entrar a vivir ► José Luis Pena desestimó todos los ofrecimientos porque quiere "pelear" por su vivienda
José Luis y Beatriz, ante la casa que construyeron en Tirimol
photo_camera José Luis y Beatriz, ante la casa que construyeron en Tirimol

Un particular de Becerreá que no desea hacer pública su identidad puso una vivienda con terreno a disposición de la familia de Tirimol cuya casa está amenazada por una sentencia de demolición. El benefactor se puso en contacto con el teniente de alcalde becerrense, Claudio Vázquez, para que él actuara de intermediario y comunicara a José Luis Pena y Beatriz Mosquera, el matrimonio de Tirimol, su ofrecimiento. Según Claudio Vázquez, la vivienda está situada a unos 15 kilómetros de Becerreá y dispone de una buena extensión de terreno alrededor donde la familia podría tener animales y cultivar una huerta, pues una parte de la finca está ya dedicada a ese fin.

La casa becerrense, según indicó, está en perfectas condiciones y hasta hace muy poco tiempo estaba habitada por su propietaria, una mujer mayor que se trasladó a vivir con su familia. Además, en este tiempo, el inmueble se ha mantenido limpio y en perfectas condiciones.

Claudio Vázquez intentó ponerse en contacto con la familia de Tirimol este sábado, pero no lo consiguió, por lo que a última hora de la tarde todavía no había podido transmitirle personalmente a José Luis y Beatriz la propuesta de su vecino. Por esta razón, José Luis conoció la iniciativa de boca de la prensa. Sin embargo, su primera reacción fue reafirmarse en su intención de luchar por la casa que construyó. "Ya tengo una vivienda y voy a pelear por ella", indicó.

La oferta de Becerreá no es la primera que recibe, puesto que el viernes la conselleira Ethel Vázquez también le dio la opción de ocupar un piso público sin pagar alquiler o pagando una renta muy baja, dependiendo de cuáles sean sus ingresos. Aunque en un primer momento la familia dijo que lo pensaría a lo largo del fin de semana, parece que su decisión se encamina a continuar la lucha para salvar la casa antes de aceptar cualquier ofrecimiento.

La familia, con dos hijos, vive con una pequeña ayuda de la Risga, pero cubre gran parte de su alimentación con los animales que crían y lo que cultivan en la huerta.

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