Un padre denuncia que su hijo de 14 años se hizo adicto a apostar en bares

Asegura que hay locales de Lugo que dejan jugar a los menores, pese a estar prohibido
Pantalla de una máquina que advierte de que es para mayores
photo_camera Pantalla de una máquina que advierte de que es para mayores

"Con 14 años, mi hijo se ha convertido en un adicto a las apuestas", dice un padre lucense desesperado porque no ve la forma de controlar el problema de su hijo que se ha convertido en un ludópata desde que se han generalizado las máquinas de apuestas en los bares.

En las máquinas, instaladas ya en muchos bares, se incluye la advertencia de que no pueden jugar los menores de dieciocho años. Pero esa prohibición no se respeta, se lamenta el padre. El problema de este adolescente lucense está descontrolado. "No le podemos dar ni el dinero para el bocadillo en el instituto, porque se gasta los tres euros del recreo en jugar", confiesa su padre. El chaval solo piensa en apostar y todo el dinero que consigue lo gasta en las máquinas. Como cualquier adicto, busca subterfugios para conseguir lo que quiere. Por ejemplo, cuenta su padre, "se las arregla para salir de la pasantía a la que le mandamos para poder ir a hacer una apuesta". Todo su dinero va a las máquinas. El padre teme que, como su hijo, otros muchos chavales puedan caer en una adicción por falta de control.

La vigilancia, se lamenta, es inexistente en muchos bares. Su mujer y él saben de algún bar al que va su hijo y han ido a advertir de que no deben dejarle acceder a la máquina. Sus protestas, se lamenta, han sido ignoradas.

Dice que no solo no se vigila que los niños no puedan acceder a la máquina, sino que hay locales que incluso tienen los dispositivos de las apuesta casi ocultos, "de esa forma si ven llegar a la Policía, les da tiempo a ir a apartar a los chavales de la máquina", se queja.

En su casa descubrieron la adicción de su hijo hace escasamente un mes y fue el hallazgo de los recibos de las apuestas lo que permitió a los padres descubrir lo que estaba ocurriendo.

Desde que supo lo que le estaba ocurriendo a su hijo, este padre lucense no ha parado de hacer descubrimientos que le escandalizan. Su primer motivo de alarma es la falta de control, pero también se reconoce superado por lo fácil que resulta apostar. "Puedes hacer apuestas desde un euro y sobre muchísimas pruebas deportivas", destaca.

Pero, además, se queja de que no hay tampoco ningún control a la hora de cobrar los premios, incluso aunque se deba hacer en el banco. Todo ello permite que los menores estén jugando, relata.

Ve también responsables a los hosteleros que permiten el juego a menores, porque no duda de que hay un afán de lucro.

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