Un nuevo zoco de todo a cinco euros en Lugo

El recinto ferial acogerá un mercadillo todos los jueves durante el verano, similar al que se celebra los martes y los viernes en Frigsa. La afluencia al primer día de este rastro a cubierto de 3.600 metros cuadrados de superficie fue menor de la esperada
Clientes que se acercaron este jueves hasta el mercadillo del Pazo de Feiras e Congresos
photo_camera Clientes que se acercaron este jueves hasta el mercadillo del Pazo de Feiras e Congresos

"Animaros a los restos, chicas". Una vendedora alzaba a media mañana la voz con el fin de intentar captar la atención de los contados clientes que este jueves acudieron al primer mercadillo que se celebra en el Pazo de Feiras e Congresos de Lugo. En principio la cita se repetirá todos los jueves, de 9.00 a 14.00 horas, durante los tres próximos meses.

Más de medio centenar de comerciantes ofrecían en este cajón de sastre desde biquinis, chanclas o gafas de sol -ante la inminente llegada de la estación estival- hasta ropa, calzado, lencería, bisutería, bolsos, retales o fruta. No faltaron tampoco un par de puestos de churros y patatas fritas y otro de quesos y embutidos.

Aunque hubo pocos visitantes, sus caras les resultaban conocidas a los vendedores porque suelen frecuentar el de Frigsa

La relación entre vendedor y cliente era estrecha. A los tenderos les sonaban las caras de los que este jueves se acercaban a sus puestos. La mayoría de visitantes eran los mismos que frecuentan el mercadillo de Frigsa los martes y los viernes. El del recinto ferial se convierte ahora en una alternativa más.

Una anciana de 86 años que suele acudir al Parque da Milagrosa, Manola Castro, tampoco faltó este jueves a la apertura en el Pazo de Feiras e Congresos. "Aquí están estupendamente. Falta gente, pero acabará viniendo", aseguraba esta octogenaria, que se llevaba en una bolsa de plástico de color verde un pijama para su nieta, que le costó tres euros. "Es barato. Caro no venden", decía.

Los precios animan a no irse con las manos vacías. Cinco euros es el precio más común. Por un billete de color gris uno se puede llevar cuatro bragas, o dos calzoncillos boxer de algodón, o media docena de pares de calcetines, o dos toallas de mano o un par de zapatillas de las de andar por casa.

En este mercadillo se puede encontrar desde ropa y calzado hasta lencería, bisutería, complementos, fruta o quesos

AMPLIO. Ocupan un espacio a cubierto de 3.600 metros cuadrados. Uno de sus promotores, Santiago Cortiñas, que preside la Asociación Caló, aseguraba que "el sitio es muy cómodo, pero hubo pocos visitantes porque no están acostumbrados. A ver si se animan más las próximas veces".

El boca a boca aún no ha sido efectivo y los indicadores lucían por su ausencia. En el recinto ferial solo había un pequeño cartel hecho a mano que señalaba el sendero por el que había que ir para acceder al mercadillo, por los portalones de la nave en el aparcamiento de la planta baja.

Margarita Fernández, que tiene un puesto de fruta, confía en que esta nueva cita de los jueves salga adelante. "Hay que intentarlo. Hacen falta mercadillos con la crisis", aseguraba.

Comentarios