El cierre del aparcamiento Ánxel Fole, que acaba de ser decretado por el Concello por falta de licencia de apertura, juega un papel estratégico en la movilidad del centro amurallado y su entorno y su cierre causaría "un conflicto circulatorio importante". Es una de las conclusiones del informe sobre la demanda que tienen estas instalaciones privadas y sobre el impacto que tendría su cierre. Fue realizado por la empresa asturiana Vectio, especializada en transporte, tráfico y movilidad, por encargo de la propiedad del párking. El informe fue entregado al gobierno local en octubre.
La empresa estudió el uso del aparcamiento durante el año 2015, hizo 403 encuestas a usuarios e instaló en la Rúa Quiroga Ballesteros un equipo de filmación con tecnología time lapse para obtener fotogramas cada cinco minutos y analizar la ocupación de las plazas. El informe concluye que el aparcamiento Ánxel Fole, con 390 plazas, tiene un uso medio de 1.192 coches al día, el 77% de sus conductores tienen como destino el recinto amurallado y el 16,8% de los vehículos que acceden al párking son furgonetas, monovolúmenes y 4x4. Estos vehículos tienen difícil o imposible acceso a los subterráneos municipales, debido al tamaño de las plazas y a la falta de espacio para maniobrar.
En el entorno hay otros cinco aparcamientos -tres públicos, con 820 plazas y los señalados problemas de espacio-, una zona de estacionamiento en superficie detrás del hospital Nosa Señora dos Ollos Grandes (150 plazas) y 39 plazas en el párking Kursaal, en Nicomedes Pastor Díaz. A mayores, en el recinto amurallado hay 138 plazas en superficie, entre libres, de zona azul (actualmente fuera de servicio), de discapacitados, de carga y descarga, de vehículos especiales y de motocicletas.
Sin embargo, la empresa comprobó que hay un importante déficit de aparcamiento, tras medir los minutos de ocupación de cada plaza dentro de la zona de aparcamiento libre (Rúa Quiroga Ballesteros), que es prácticamente del 100%. "Ninguna plaza permanece libre en dos fotogramas consecutivos", se indica en el informe. La firma tambien detectó una "alta ocupación" en las zonas destinadas a carga y descarga y apunta que el cierre del Ánxel Fole tendría un impacto muy negativo en la circulación. "Esto se debe, fundamentalmente, a que todos los vehículos que acceden al recinto amurallado desde la Rúa Castelao y la Rúa do Teatro solo podrían estacionar en el párking de Santo Domingo, ya que no pueden continuar hacia la Rúa Quiroga Ballesteros. La insuficiencia de capacidad de este párking para acoger a los más de 1.000 vehículos diarios que utilizan el Ánxel Fole generaría un conflicto circulatorio importante", advierte.
Más que colapso, que también, lo que temen los comerciantes del centro de la ciudad es que el cierre del Ánxel Fole, si llega a producirse, aleje a los compradores del centro y los lleve a las grandes superficies comerciales. "Sería la puntilla perfecta para el comercio del centro", dice el presidente de Lugo Centrum, José Luis Pérez, quien recuerda las consecuencias que ha tenido ya la supresión de la Ora y la tractorada en la Ronda da Muralla de hace ahora un año. Al igual que José María Seijas, presidente de la Federación de Comercio, cree que el Concello y la propiedad deben buscar una solución cuanto antes. "O párking está feito, é moi cómodo e pechalo sería unha hecatombe", dice Seijas, quien ve igual o más urgente ampliar el tamaño de las plazas de los párkings municipales.
David Fernández, de Lugo Monumental, ve inexplicable que, año y medio después de la supresión de la Ora, siga sin regularse el aparcamiento en superficie. "É unha cuestión administrativa e política, sen ter que entrar na propiedade de ninguén. Porque, ademais, non hai moita perspectiva de que o problema do Ánxel Fole poida solucionarse", señala.
El problema, según explica la propiedad, se resume en que la obra obtuvo licencia en 1990, pero no pudo iniciarse hasta diez años después porque Xunta y Concello no acababan de ponerse de acuerdo sobre el resultado de las excavaciones arqueológicas. En el momento de ejecutarse la obra se exigió cumplir la normativa vigente, diferente a la del proyecto original, pero nunca consiguieron legalizar los cambios porque, entre tanto, el terreno fue incluido en una unidad de actuación y cualquier intervención en él debe realizarse dentro del proyecto de desarrollo de la unidad. Las obras realizadas se ajustan al proyecto de la zona aprobado por Xunta y Concello, asegura la propiedad.
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La propiedad presentó un informe sobre cómo afectaría a la movilidad el cierre de las instalaciones, que reciben más de mil coches diarios