Desarrollo sin fronteras

Un cable al otro lado del mundo

Algunos de ellos crearon su propia ONG y otros se unieron al carro para vivir la experiencia de echar una mano a miles de kilómetros de distancia. en Asia, África, América o en medio del Mediterráneo, la sensación de ayudar a los demás es siempre tan o más gratificante para el que da como para el que recibe

Ana y Mateo son madre e hijo, ambos cooperantes. SEBAS SENANDE
photo_camera Ana y Mateo son madre e hijo, ambos cooperantes. SEBAS SENANDE

Quien prueba, generalmente repite. Por aventura, por solidaridad o solo como experiencia, son cada vez más los lucenses que deciden dedicar parte de su vida al voluntariado internacional como cooperantes en países en vías de desarrollo. Ellos van para dar pero, generalmente, reciben bastante más de lo que dan. Por eso vuelven y por eso, quizás, el ‘virus’ del cooperante llega a contagiarse entre varios miembros de una familia.

Eso ocurrió, por ejemplo, en casa de la enfermera Ana Barga, que viajó en dos ocasiones a Kenia con la ONG Jambo Volunteers en 2011 y 2012. Ahora, dos de sus tres hijos también son cooperantes. Una de ellos, enfermera en Londres, también se fue a Kenia. El otro, recién graduado en Historia del Arte espera vivir este verano, en agosto, esta experiencia en Ghana. "Fuimos yo y otra enfermera y montamos un dispensario para la comunidad masái en Kenia. Allí, nosotras mismas contratamos a un médico. Pasábamos temporadas de veinte días. Veíamos, sobre todo, muchas quemaduras porque la gente allí cocinaba con leña y también porque había muchas motos y la gente se quemaba al arrimar la pierna al tubo de escape", afirma Ana.

Mateo, hijo de Ana, llevaba años pensando en hacerse cooperante. Este verano verá cumplido su deseo en agosto. Será en Ghana con una ONG con la que contactó a través de internet. Se pagará el billete de avión y la estancia allí (comida y habitación) le costará 350 euros. Estará veinte días.

Cooperantes. EP

"Iré a dar clases de Inglés, Matemáticas e Historia. Cuando iba mi madre a Kenia, tendría unos 15 años y, entonces, era muy joven para eso. Ahora, ya puedo ir yo y me parece muy interesante como crecimiento personal y también para echar una mano", cuenta.

Teresa Vila creó una ONG desde Lugo que trabaja en la India. Se trata de Escuela Shantidi. Ella, abogada de profesión, llegó a pasar temporadas de varios meses en ese país, donde empezó dando clases a niños. Ahora, su ONG fundó una escuela donde también se imparten nociones de nutrición, organiza cursos de costura para mujeres y de horticultura, proporciona comida diaria a 70 niños y hace multitud de donaciones en forma de ropa, libros y tecnología.

"Hay dos pueblos enteros que dependen de nuestra ONG. Antes solo comían arroz, ahora introdujeron también las verduras y frutas gracias a los huertos ecológicos que les enseñamos a cultivar y de los que se ocupan las mujeres", apunta Teresa.

Raquel Gómez Méndez es médica residente de Medicina Interna en el Hula. En diciembre, acudió por tercera vez a los campamentos de refugiados del Sahara. Concretamente,a Bujador, en Argelia. Allí pasó consulta en un hospital sin quirófanos.

"Viajamos con Solidariedade Galega co Pobo Saharaui. Vamos un médico de familia, yo, dos enfermeras, una ginecóloga, un pediatra y un podólogo. Por la mañana, hacemos controles a diabéticos e hipertensos. Por la tarde, atendemos urgencias. Allí, en invierno, hay mucha patología respiratoria por el viento siroco, así como de oído y ocular. Con nuestra colaboración, les damos la posibilidad de que accedan al derecho de la salud y la gente te lo agradece. Al final, te quedas con la sensación de que vale para algo lo que haces", señala.

Nacho Martínez Varela también es médico. En este caso, de la UCI. Colabora con la ONG Ecodesarrollo Gaia, que viaja a Senegal. Ya fue otra vez y espera volver en diciembre. Allí, pasa consulta durante dos semanas de forma gratuita. "Ves que ese trabajo sirve para algo porque atiendes a gente enferma que no podría pagarse a un médico para curarse", indica.

Joaquín Mendonça Caridad y Pedro Juiz pusieron en marcha en Lugo la ONG Cirujanos del Mundo, a través de la cual trataron a niños con diversas enfermedades en Uganda

En su consulta, vio, sobre todo, problemas gastrointestinales derivados del consumo de agua en mal estado y de las condiciones higiénicas de viviendas y calles y heridas que se ulceran.

El capitán de la Guardia Civil y jefe de Enfermería del cuartel de Lugo, Miguel Ángel Iglesias, piensa volver este verano al Mediterráneo para prestar los primeros auxilios a los inmigrantes que navegan en cayucos desde África con rumbo a Europa. Su trabajo, en distintas misiones de Frontex (la Agencia Europea de la Guardia de Frontera y Costas) donde atendió a 4.000 inmigrantes, se llevó uno uno de los premios nacionales Enfermería en Desarrollo. "Esta experiencia te humaniza más. Lo que está pasando en alta mar es una catástrofe real y nuestro trabajo es importante porque si no haces bien el rescate, se mueren", dice Miguel Ángel Iglesias.

Axunica es una ONG de ayuda a Nicaragua, nacida en Lugo a finales de los 90. A su frente, está Ana Vila, una exreligiosa de la Compañía de María que lleva años afincada en ese país con proyectos educativos para niños y formativos para mujeres.

Joaquín Mendonça Caridad y Pedro Juiz pusieron en marcha en Lugo la ONG Cirujanos del Mundo, a través de la cual trataron a niños con diversas enfermedades en Uganda. Además de sanidad, la ONG les ofrece a estos chicos becas para estudiar. El año pasado, el colectivo compró una furgoneta con donativos de lucenses.

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