Un barrio a dos velocidades

Los vecinos del Sagrado Corazón piden, tras el arreglo del polígono, inversiones en calles degradadas como Serra de Meira o Suárez  

La calle Serra de Meira. AEP
photo_camera La calle Serra de Meira, con la calzada y las aceras degradadas. AEP

El Sagrado Corazón es, como As Gándaras o Paradai, un barrio separado del resto de la ciudad por la vía del tren, aunque esa barrera no le ha impedido ser dinámico y desarrollar una vida propia gracias a contar con iglesia parroquial, colegio o centro de salud.

Además, la rehabilitación con ayudas públicas de los edificios del polígono que construyó en los años sesenta la Caja de Ahorros de La Coruña y Lugo, a los que además se dotó de ascensores, ha hecho revivir la zona, como así lo atestiguan algunos de los vecinos que este miércoles acompañaron a la alcaldesa durante un recorrido por el barrio. Sin embargo, esos mismos residentes alertan de la degradación que sufren otras calles, como Serra de Meira, Adolfo Suárez o Venancio Senra.

El presidente de la asociación Porta de Lugo, José Manuel Carballo, que guió el recorrido de la regidora y los ediles Miguel Fernández y Daniel Piñeiro, fue quien se encargó de exponer las necesidad que tiene ahora el barrio, entre ellas, la repavimentación de Serra de Meira, una calle incluida en el plan Paradai por la Xunta, y cuyo arreglo está a la espera de que la Confederación Hidrográfica del Miño otorgue los permisos necesarios para esta obra, afectada por el cauce del río Rato.

Carballo instó al Concello a "presionar" a estas administraciones para que se ejecute un proyecto que lleva años de retraso y para el que incluso hay reservada una partida de 450.000 euros en los Orzamentos de la Xunta de este año.

"Miña nai ten que andar con coidado de non tropezar cando baixa ao parque", comenta uno de los vecinos que acompañan a la comitiva oficial y que también advierte de que hay tapas de alcantarillas sueltas y, algunas de ellas, despiden "moito cheiro".

El abandono de muchos edificios de esta calle, o de otras como Adolfo Suárez, es otra preocupación de los residentes, que consideran que las administraciones deberían actuar para obligar a los propietarios a arreglarlas, ofreciéndoles ayudas como hicieron en el polígono.

El prometido ascensor junto a la antigua oficina de Caixa Galicia es otra de las obras por las que llevan años esperando los vecinos y que la alcaldesa asegura que está solo pendiente de que se aprueben los presupuestos para que puedan ser licitadas.

NIÑO AL RÍO. La asociación vecinal también plantea una rehabilitación integral del parque del barrio, donde este miércoles unos operarios de Calfensa realizaban trabajos coincidiendo con la visita. Un vecino proponía además la colocación de una valla de protección entre el río y la pista polideportiva, ya que asegura que una vez tuvo que sacar del río a un niño de unos cinco años que había resbalado por el césped y acabó cayendo al cauce.

Este mismo vecino también criticaba que el parque fuese utilizado a menudo como canil y que algunos propietarios no recogiesen los excrementos de sus perros. "Teño chamado á Policía Local e nunca apareceron, como tampouco cando lles digo que están a facer carreiras con coches polas rotondas como se fose un campeonato de rallyes", se lamenta.

La alcaldesa escuchó las demandas vecinales y anunció obras inminentes de mejora en algunas calles del barrio, como Fomiñá y Piñeiral, que se financian con fondos de la Diputación, o en la Rúa Doncos, con propios.

La entidad registró los viales 30 años después de hacerse

El presidente de la asociación Porta de Lugo pidió la reversión al Concello como vías públicas de varios espacios del polígono, como una calle peatonal que da a Venancio Senra o la plaza situada delante de la iglesia, ya que considera que deben de ser considerados como suelo público.

Propiedad de Abanca
Carballo recordó que el polígono del Sagrado Corazón se finalizó en 1961, pero la caja no inscribió en el Registro de la Propiedad hasta 1990 los citados viales, que tras la venta de la entidad pasaron a manos de Abanca. Por ello, cree que el Concello debe negociar la cesión o buscar una vía legal para hacerse con ellos

 

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