Los tratamientos con inmunoterapia crecen un 143% en diez meses

Un centenar de lucenses con cáncer la están recibiendo ahora mismo frente a los 41 que lo hacían en diciembre del año pasado ► La respuesta prolongada y baja toxicidad, principales ventajas de una terapia de la que no se puede predecir a quién resultará eficaz

Paciente a tratamiento. EP
photo_camera Paciente a tratamiento. EP

Los tratamientos oncológicos con inmunoterapia -basados en las investigaciones que han permitido a James Allison y Tasuku Honjo ganar recientemente el Nobel de Medicina- se aplican ya a 100 pacientes del área sanitaria de Lugo. En diciembre del año pasado eran solo 41 los enfermos que los recibían, un espectacular incremento de un 143% que muestra hasta qué punto la inmunoterapia se abrió camino en la oncología.

Por patologías, de ese centenar a tratamiento actualmente, 81 tiene cáncer de pulmón, uno de los tumores en los que la llegada de la inmunoterapia supuso una verdadera revolución, un antes y un después. Pero no es el único tumor en el que se aplica. También la reciben 12 personas con cáncer de vejiga, 3 con melanoma, 2 con tumores renales y 2 con un cáncer digestivo. Además, hay otros diez participando en ensayos clínicos con algún tipo de inmunoterapia y se prevé que se vayan incrementando sus aplicaciones, tanto sola como en combinación con otras terapias.

En una especialidad que trabaja por la cronificación de la enfermedad, la inmunoterapia ha traído aires de optimismo y permitió a los oncólogos observar cómo pacientes con tumores ya metastásicos para los que antes el pronóstico era de 15 meses de media viven años, con buena calidad de vida y sin mayor problema para seguir el tratamiento.

Esa es una de las grandes ventajas frente a tratamientos como la quimioterapia. "Tiene una respuesta muy mantenida en el tiempo", explica el jefe de Oncología del Hula, Sergio Vázquez, que destaca su gran tolerancia, cómo las toxicidades suelen ser más bajas que con otras terapias, que es lo que permite conectar ciclos, sin límite preestablecido. "Normalmente los efectos secundarios son leves, relacionados con la respuesta del sistema inmune, como la inflamación de algún órgano", dice.

Se da la circunstancia de que si se suspende el tratamiento por toxicidad "como existe la memoria inmunológica vemos algunos casos en los que el paciente aún sin tratar sigue teniendo una respuesta positiva", apunta.

Frente a esas luces, la inmunoterapia tiene sus sombras. La primera es la imposibilidad de saber a quién le va a funcionar. "A priori desconocemos qué respuesta al tratamiento tendrá el paciente y hasta hay algún caso de hiperprogresión", dice el doctor Vázquez, con respecto a aquellos en los que, en vez de mejorar, el tumor se extiende más.

Unos 2.000 euros por la dosis que se recibe cada 21 días
Otra desventaja de la inmunoterapia es el precio. En principio, se trata de un fármaco más caro que otro tipo de medicamento para el cáncer como puede ser la quimio, aunque, como recuerda el jefe de Oncología del Hula, "hay algunas inmunoterapias que resultan ahora más baratas que alguna de las quimios de última generación". Un precio medio podría ser 2.000 euros por una dosis que debe administrarse cada 21 días. Una quimioterapia costaría entre 4.000 y 5.000 euros al mes. La diferencia entre uno y otro tratamiento radica en que el primero se administra ininterrumpidamente mientras no haya toxicidad ni progresión y el segundo tiene un límite preestablecido, ya que resulta imposible superar un número determinado de ciclos por la toxicidad que produce. La aparición de nuevos tratamientos, y de nuevas combinaciones de inmunoterapia con quimio o con terapias dirigidas, es una certeza de la Oncología a la que el Ministerio de Sanidad tendrá que hacer frente negociando precios con los laboratorios productores

 

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